
La Bolsa española ha dado de media una rentabilidad nominal al año del 11,28% entre 1963 y 2012. Sin embargo, este escenario podría no volver a repetirse por el cambio demográfico que está sufriendo el mundo. Las individuos toleran en menor grado el riesgo cuando empiezan a acercarse al periodo de jubilación.
Tal y como publica La Caixa Research en el informe mensual de octubre, "la tolerancia al riesgo del individuo típico cambia a lo largo del ciclo vital. En particular, la tolerancia al riesgo inherente a la bolsa es alta en la juventud y a principios de la edad adulta y baja conforme se acerca la jubilación".
Cuando un individuo se acerca la edad de jubilación decide reducir su exposición al riesgo como medida de prevención. Las rentas que se perciben durante la jubilación suelen ser inferiores a las que se perciben los últimos años de actividad laboral, por eso los activos con menor riesgo se convierten en la herramienta favorita para evitar sustos de última hora.
"Fruto de ello y de las necesidades y posibilidades financieras, la composición de su cartera va cambiando: el peso de las acciones es alto al principio y bajo al final. En consecuencia, la dinámica demográfica acaba incidiendo sobre la prima de riesgo exigida en el mercado: el envejecimiento de los inversores supone una prima al alza, una corriente vendedora para reducir el peso de la renta variable y unas cotizaciones a la baja".
"En este ámbito los datos tienden a respaldar los resultados que postula la teoría, y con los baby boomers como protagonistas. En las últimas tres décadas las bolsas desarrolladas han deparado rendimientos notablemente más altos que en las décadas precedentes, coincidiendo con el paso de los miembros de dicha generación por la fase álgida de la acumulación de renta variable, entre los 35 y los 55 años. Diversos estudios empíricos han encontrado una elevada correlación entre la distribución por edades y las cotizaciones bursátiles", señala el documento de trabajo de la entidad catalana.
"Las proyecciones para las próximas dos décadas en función de estas relaciones no invitan al optimismo inversor: la demografía de los países emergentes irá asimilándose a las actuales en los desarrollados, la población mundial estará cada vez más envejecida, la reducción del ahorro presionará al alza el tipo de interés real libre de riesgo y la prima bursátil también aumentará por la mayor proporción de personas en plena edad de jubilación o acercándose a ella".
La tecnología es la esperanza
"Además, los datos más recientes indican que la recomposición de carteras por la población jubilada se realiza más lentamente que por los trabajadores en edad de ahorrar, de modo que el efecto negativo sobre la renta variable podría ser más tenue de lo que se ha observado en sentido positivo durante las tres últimas décadas".
Dicho informe concluye con algo de esperanza para los inversores: "esto nos lleva a otro gran factor de los análisis de largo plazo que es la innovación tecnológica, que en el transcurso de la historia ha permitido grandes avances de productividad y renta. Se erige ahora como la gran esperanza para contrarrestar unos vientos demográficos que están dejando de ser favorables".