
La que ya es la firma más grande de la zona euro, la belga Anheuser-Busch Inbev, pretende sumar a su tamaño a otra de las grandes empresas cerveceras del mundo, la británica Sab Miller, dando lugar a la que sería la compañía más grande de todo el Viejo Continente (no sólo del euro).
Antes incluso de que se desatara la crisis del yuan -que hasta ahora tiene su momento de mayor crudeza el pasado lunes 24 de agosto- las empresas cerveceras ya habían inaugurado su particular momento de conflicto. Concretamente, fue el 18 de agosto cuando la danesa Carlsberg dio comienzo a un periodo de incertidumbre para el sector, al anunciar un beneficio en el segundo trimestre del ejercicio más de un 10 por ciento por debajo de lo que la media de firmas de inversión esperaba para ella. Sus ganancias netas rondaron los 212 millones de euros, es decir, 17 millones por debajo de las previstas con anterioridad por los expertos. Y lo peor fue la falta de pistas sobre su modelo de negocio de cara a los próximos años.
Las firmas de inversión y los accionistas no tardaron en reaccionar con virulencia ante este hecho. Las estimaciones de beneficio de la compañía para 2015 se desplomaron más de un 8 por ciento (58 millones de euros) en las dos primeras jornadas, según el consenso de mercado recogido por FactSet, ante el menor volumen de negocio en Rusia. Una caída que se ha visto agravada con el paso de los días y que se ha transmitido al resto de sus competidores.
Los expertos estiman ahora unas ganancias para las grandes firmas del sector un 5 por ciento inferiores a las esperadas hace un mes, ante la incertidumbre generada por el país del Este. Y este porcentaje se mantiene de cara a 2016. Y es que el menor volumen de negocio en Rusia tira por tierra las previsiones de estas empresas, que han llegado a ceder más de 41.000 millones de euros de capitalización en menos de 30 días. "El gran problema es que Carlsberg decepciona constantemente en Rusia", afirmaba poco después de conocer los resultados Alicia Forry, analista de Canaccord Genuity en Londres en declaraciones a Bloomberg. En la misma dirección se pronunciaban desde el departamento de análisis de JP Morgan, desde donde hacían hincapié en los volúmenes de negocio "muy débiles en Europa del Este", así como en el "menor ahorro del estimado".
Una oportunidad de compra
Precisamente, en ese contexto bajista es donde Anheuser-Busch Inbev ha visto una de las mayores oportunidades de su historia, la de fusionarse con el segundo actor principal del sector, la británica SABMiller.
El pasado miércoles, la propietaria de marcas como Budweiser, Stella Artois y Corona (entre otras) hacía pública su intención de opar a la británica SABMiller, que cuenta en su haber a firmas como Peroni, Grolsch y Pilsner Urquel. Una operación que, en caso de llegar a buen puerto, supondría unir en una sola empresa a los dos principales actores del mercado cervecero.
Anheuser-Busch Inbev se ha fijado en una compañía que atesora una capacidad de generar ganancias superior a la suya y que cotiza con un multiplicador de beneficios que se había reducido de manera sustancial en las últimas semanas -ha pasado de 23 a 19 veces desde la crisis china-.
La que a día de hoy ya es la firma más grande de la zona euro (161.800 millones de euros de capitalización), sumaría así a su tamaño a otra de las grandes empresas cerveceras del mundo (80.355 millones de euros), dando lugar -en caso de que se sume la capitalización de ambas- a la que sería la empresa más grande de todo el Viejo Continente (incluyendo a Suiza y Reino Unido) con más de 242.200 millones de euros en capitalización.
Sin embargo, su tamaño sería algo menor. Las autoridades estadounidenses podrían obligar a la firma belga a deshacerse de algunos de sus activos a tenor de la posición dominante que alcanzaría la nueva empresa resultante de la fusión. De hecho, ya en agosto "Anheuser-Busch Inbev tuvo que vender sus dos distribuidoras en Kentucky después de que se aprobara una ley que prohibía poseer más de una distribuidora", afirman desde el departamento de análisis de Nomura.
Y es que si finalmente se llegase a un acuerdo entre ambas empresas la operación permitiría el nacimiento de un gigante cervecero, que acapararía cerca de un tercio del mercado a nivel mundial.