
EEUU ha arrebatado a Rusia la corona de mayor productor del mundo de gas y petróleo, lo que ilustra hasta qué punto es sísmico el cambio en el panorama económico global que ha traído el boom del fracking.
Según los datos publicados hoy en el Statistical Review of World Energy por la petrolera BP, la producción de petróleo de EEUU alcanzó máximos históricos en 2014, lo que unido al incremento de la producción de gas ha hecho que el país superara a Rusia como primer productor de hidrocarburos.
Los datos confirman el liderazgo energético de EEUU, una tendencia que ha permitido a la mayor potencia global a reducir drásticamente sus importaciones, ha hundido los precios energéticos en todo el mundo y ha cambiado las prioridades de la política exterior estadounidense.
"Estamos siendo testigos de un cambio de guardia real en cuanto a los productores de energía globales", explica Spencer Dale, economista jefe de BP. "Las implicaciones de la revolución shale para EEUU son profundas".
Otro de los grandes cambios que desvela el Nuevo informa de BP es el frenazo del consume energético de China, que creció a su nivel más lento desde la crisis asiática de finales de los 90. Los culpables, la ralentización global del país y el intento de cambiar el modelo económico, alejándose de la industria pesada.
"El crecimiento en sectores como el acero, hierro y el cemento, que se desarrollaron durante la industrialización china, virtualmente colapsaron en 2014", explica Dale, quien formó parte del Banco de Inglaterra antes de unirse a BP.
En EEUU, el boom del gas y el petróleo ya ha cambiado la economía profundamente. El combustible barato ha ayudado a la vuelta de las fábricas al país, que ya produjo el 90% de la energía que consumió en 2014.
La revolución del fracking también se ha dejado notar en la inversión. Empresas como Exxon Mobil o Chesapeake han liderado una industria que se gastó unos 120.000 millones de dólares en suelo estadounidense, más del doble que cinco años antes.
El incremento de la producción hizo que EEUU superara a Arabia Saudí en el trono del petróleo, y marcó un nuevo récord al conseguir mejorar su producción en más de 1 millón de barriles al día durante tres años consecutivos, algo que nunca había conseguido nadie.
Otros productores ajenos a la Organización de Productores de Petróleo (OPEP), como Canadá y Brasil, también lograron récords de producción el año pasado, lo que forzó al cártel petrolero a cambiar su política de recortar producción y mantener precios. Una guerra con el objetivo de mantener su cuota de mercado y que ha ayudado a impulsar el desplome de los precios global.