
Entre batalla y batalla, las discográficas estadounidenses parecen dispuestas a apostar por Apple y su próximo servicio de streaming, que presuntamente se presentará el próximo 8 de junio y llevará por nombre Apple Music, a cambio de jugosos beneficios. Según adelantaba el New York Post, los sellos discográficos buscan llevarse entre el 60 y el 70 por ciento de los ingresos que la de Cupertino cobre por su servicio, que podría costar 10 dólares mensuales.
Este trozo del pastel es mucho más alto que el que la industria cobra a Spotify, pero de llegar a buen puerto podría poner una mayor presión sobre los competidores, como el propio Spotify o Pandora, que intenten plantar cara a la compañía de la manzana. Al fin y al cabo si Tim Cook y sus chicos ofrecen un mayor porcentaje de los ingresos a las discográficas, estas podrían situarse del lado de Apple y ponérselo más difícil a otras compañías a la hora de poder utilizar su música.
En estos momentos, los sellos discográficos suelen embolsarse hasta el 46 por ciento de lo que un usuario paga por un servicio de suscripción de música por streaming, según Music Business World, que a su vez cita un estudio de Ernst & Young. Para muchas discográficas que han sufrido el impacto de las descargas digitales, la irrupción de iTunes y del pirateo en Internet, el streaming se postula como el único y último formato al que el mundo de la música tendrá que adaptarse en el futuro a medio plazo. Es por ello que quieren negociar un precio justo para su supervivencia.
Las suscripciones por streaming podrían generar alrededor de 1.600 millones de dólares en ingresos en Norteamérica a finales de 2016, según Bank of America. Mientras tanto los ingresos de las descargas digitales caerán desde los 2.500 millones de dólares registrados en 2012 hasta los 1.550 millones de dólares cuando el próximo año llegue a su fin.