En agosto del año 2013 la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) compró al Banco Financiero y de Ahorros (BFA), la matriz de Bankia, su participación del 20,14 por ciento en Indra. El Estado tiene minusvalias latentes de 28,5 millones de euros, ya que abonó 337 millones de euros por los más de 33 millones de acciones que tenía BFA de Indra y ahora estos títulos alcanzan un valor del 308,5 millones de euros en el mercado.
Los analistas preveían que la empresa abonase un dividendo de 0,35 euros por acción en julio de este año. Así, con la cancelación de la retribución a los inversores, el Estado deja de ingresar más de 11,5 millones de euros.
El segundo accionista más afectado por la supresión del pago con cargo a 2014 es Corporación Financiera Alba, que con más de 18,5 millones de acciones controla un 11,32 por ciento del capital de la firma. De este modo, de acuerdo con las previsiones, el grupo dejará de percibir aproximadamente 6,5 millones de euros.
Telefónica, también afectada
Otro de los perjudicados es Telefónica, que tiene en su posesión un 3,16 por ciento del capital de Indra. Así, la teleco presidida por César Alierta deja de ingresar 1,8 millones de euros debido a la cancelación del dividendo.
En cualquier caso, la compañía no puede quejarse del comportamiento que han tenido los títulos de la firma desde que desembarcó en la misma.
Cuando entró en la sociedad, su 3,16% estaba valorado en 39,61 millones de euros, y ahora el valor de su participación asciende hasta 48,4 millones de euros, después de que las acciones de Indra se hayan disparado más de un 22,4 por ciento. A finales de abril, tocó sus máximos del año, lo que supuso que sus títulos se habían revalorizado más de un 50% desde la llegada de Telefónica.
En lo que va de 2015, las acciones de Indra han acumulado un ascenso del 15,8% después de que en 2014 sus títulos se desplomasen un 33,6%, en su tercer peor año desde que la compañía dio el salto al parqué.