De la comisión de gestión que el cliente paga a la gestora, esta cede a su vez una parte a la red comercial que distribuye sus productos, que en España suele oscilar entre el 60% y 90%.
¿Alguna vez se ha planteado adónde va a parar la comisión de gestión que asume cuando contrata un fondo? Pues a pagar a la gestora, que en definitiva es la artífice de crear la idea de inversión, pensarán muchos. Y sí, en parte llevan razón, aunque se olvidan de un pequeño detalle. En España la comisión de gestión no sólo se utiliza para retribuir a la gestora, sino que esta a su vez cede un porcentaje de la misma a quienes van a distribuir sus productos, es decir, a la red comercial. Es como si, llevado a la vida cotidiana, el vendedor que hace que finalmente se decante por Golf en vez del Polo que tenía pensado gana más que los que han fabricado ambos modelos durante meses.
Y no hablamos de un porcentaje baladí precisamente. Según las últimas estadísticas publicadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), correspondientes al segundo semestre de 2014, las gestoras ceden hasta el 62% de la comisión de gestión a la red comercial.
La cuenta consolidada de pérdidas y ganancias de las gestoras refleja que éstas ingresaron un total de 2.004 millones de euros en concepto de comisión de gestión, de los cuales cedieron 1.230 millones a la distribución. Es decir, un 62%. Es, de hecho, el principal gasto que asumen. "La comisión retribuye dos cosas. Una, a la propia sociedad gestora donde se incluye al equipo de gestión que genera alfa -analistas, brókers...- junto a los gastos que genera el control de riesgos en aras de cumplir los requisitos de la CNMV y de fomentar la transparencia a los partícipes. Y otra es la distribución, que no puede definirse como mera colocadora de productos, sino como asesores que recomiendan a cada cliente un tipo de producto según su perfil", explica Raquel Blázquez, gestora de carteras de fondos de inversión y sicav (sociedad de inversión de capital variable) de Ibercaja Gestión.
España está por encima de la media europea
Lo que no significa que todas las entidades cedan el mismo porcentaje. "En España lo normal es destinar entre el 60% y 90%, mientras que en Europa el estándar está entre el 40%-50%", explican fuentes cercanas a una gestora. "Algunas, como Bestinver, ceden muy poco, mientras que otras dan hasta el 90%", añaden. Según los datos de la CNMV, la gestora de Acciona dedicó a la distribución sólo un 5% en 2014. Es, junto a Mutuactivos, Aviva o Inversis, de las que menos comisión de gestión cede a la red comercial.
Ahora bien, ¿tiene sentido que el distribuidor se quede con una parte más significativa que quién ha diseñado el fondo? En opinión de Fernando Luque, editor senior de Morningstar, no. "No es lógico. En principio la labor de gestión debería estar más remunerada que la de distribución", señala. En la misma línea se manifiesta Paula Mercado, directora de análisis de VDOS: "Es un porcentaje bastante elevado [el 62%] que no hace sino reducir la rentabilidad que obtiene el inversor. El valor del producto lo aporta una exitosa gestión activa", argumenta. Sobre todo en los fondos de renta fija, donde la comisión de gestión media que aplican los 1.726 fondos que se comercializan en nuestro país alcanza el 1,02 % -siendo la de algunos productos hasta del 3%, donde apenas queda rally.
No obstante, es inferior a la que se aplica en los casi 2.500 productos de renta variable, donde alcanza el 1,6%, de media, según los datos obtenidos de Morningstar. No obstante, en opinión de Paula Mercado, el porcentaje que dedican las gestoras a la distribución en nuestro país "podría justificarse en cierta medida si viniera acompañada de un asesoramiento profesional especializado".
Ese es, de hecho, el principal argumento que arguye la industria para justificar el elevado porcentaje que se dedica a la distribución. "La red comercial no sólo vende", aclara Rose Marie Boudeguer, directora de servicios de estudios de Banca March, que asegura que la postventa incluye el asesoramiento del distribuidor al partícipe una vez vendido el fondo y ese servicio tiene un coste que es necesario asumir.
Pero más allá del gasto que supone orientar a un cliente antes, durante y después de elegir un vehículo de inversión, Fernando Luque, editor senior de Morningstar, achaca esta situación a que "la mayoría de gestoras españolas pertenecen a grupos bancarios, que son los comercializadores de los fondos. Todo queda en familia". A diferencia de cómo se articula la industria de inversión colectiva en otros países de la zona euro, en España las tres gestoras con mayor patrimonio bajo gestión en el mercado nacional pertenecen a una entidad bancaria.
Según los datos de Inverco a cierre de marzo, Invercaixa se sitúa en primera posición con más de 37.000 millones de euros al incluir los activos de Barclays, seguida de Santander AM y BBVA AM. Y por detrás se sitúan Sabadell Inversión y Bankia Fondos.
Eso explicaría la necesidad por parte de las gestoras sin ningún banco asociado detrás, o de las extranjeras, de incentivar a los distribuidores para que vendan sus productos. "Existe tanta competencia en España que realmente la distribución adquiere casi más importancia que la fabricación", aseguran desde otra gestora. "Si no tienes un fondo que realmente todo el mundo quiere tener, colocar fondos es complicado", añaden. Lo que no significa que el resto de gestoras, las que pertenecen a un banco, no asuman también comisiones de distribución.
Aunque cada mercado tiene sus peculiaridades, creer que en toda Europa sucede lo mismo es tener una visión bastante optimista de la realidad. En Holanda o en Reino Unido, por ejemplo, las retrocesiones están prohibidas. En este último país, el supervisor británico -es decir, el Financial Services Authorities (FSA)- aprobó un documento -que se conoce como Retail Distribution Review- por el que se impide que las gestoras paguen a las plataformas debido a que dificulta la transparencia y puede afectar de forma negativa a la competencia. Pero existen más ejemplos de países en los que el mecanismo es distinto al que se usa en nuestro país.
Desde Fidelity, que explican tener distintas clases de sus productos para adaptarse a la demanda de los distribuidores, Marcos Arteaga recuerda las diferencias que existen entre nuestro mercado y el alemán. "En España el partícipe no asume comisión de suscripción, es decir, que no paga comisión de entrada, mientras que en Alemania ésta ronda el 4%. Al no aplicarse este peaje en nuestro país, el distribuidor exige que se le retroceda una comisión", explica, de manera que compense por igual vender un fondo extranjero que uno que pertenezca a su propia red. Además, "hay algunos países -como Canadá- dónde los fondos tienen una clase que incluye una comisión de distribución y otra que no la incluye", añade Luque.
¿Acabará Mifid II con este sistema?
Cuando países como Holanda o Reino Unido prohibieron las retrocesiones, la pregunta de si esta situación podría replicarse en España no tardó en llegar. Entonces, todas las esperanzas se depositaron en la llegada de la Mifid II -la segunda versión de la directiva europea sobre el ahorro y los productos financieros, Mifid I, que lleva vigente unos cinco años-, que pretende -entre otras cosas- arrojar luz a los costes que asumen los particulares cuando realizan una inversión. De manera que, por ejemplo, contempla que las entidades elaboren y entreguen cada año a sus clientes información sobre los costes de sus inversiones así como de la pérdida de valor que no sea ocasionada por el mercado.
Aunque existen dudas de cómo se materializará toda esta normativa en la práctica, en opinión de Paula Mercado, "Mifid II promueve la transparencia en los costes, lo que previsiblemente creará un entorno más competitivo que corrija cualquier tipo de excesos en el medio/largo plazo". No obstante, su entrada en vigor no se espera hasta finales de 2016 o principios de 2017, como tarde.