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El colapso del crudo llega a su fin: ¿cuáles son las repercusiones para la economía mundial?

El Departamento de Energía de Estados Unidos confirmaba que los inventarios de crudo en el país suman ya quince semanas consecutivas de subidas. Sin embargo después de los vaivenes sufridos por los precios del petróleo, que se ha movido entre una horquilla de 45 y 115 dólares desde el pasado mes de julio, las perspectivas a medio plazo se han estabilizado además de mejorar notablemente desde comienzo de año.

Varios factores han contribuido a este hecho, entre ello, el efecto de un aumento de la demanda, que debería aumentar en tres millones de barriles diarios más hasta finales de año desde los niveles registrados en el primer trimestre. Tanto EEUU como Europa, así como India o Brasil comienzan ya a mostrar señales de repunte. "El precio del crudo ha tocado fondo más rápido de lo previsto", asegura Joyce Chang, directora de análisis global de J.P. Morgan. "La caída en la producción iraquí, una absorción más rápida por parte de las refinerías y el aumento de los riesgos geopolíticos, con Yemen a la cabeza han jugado un papel importante", explica.

Según los cálculos de Chang y su equipo, la caída del crudo elevará el PIB de la economía global en un 0,5 por ciento este año, impulsado por el poder de compra de las familias que acumula en estos momentos 1,7 billones de dólares, es decir, el 2,5 por ciento de la economía del planeta. "Aunque todavía existen efectos colaterales en los productores de crudo y los países exportadores, el efecto neto del exceso de oferta será positivo", indica esta experta.

En estos momentos, el banco estima que el Brent termine el año en los 59 dólares el barril mientras que en 2016 se moverá en una media de 62 dólares por barril. En el caso del West Texas Intermediate, los precios serán de 52 dólares y 54 dólares el barril para este año y el que viene respectivamente.

La caída en los precios del crudo desde el pasado verano ha dejado importantes repercusiones a nivel regional. En este sentido, ha reducido, y seguirá haciéndolo, la brecha de crecimiento entre las economías desarrolladas y los mercados emergentes. Según las estimaciones de J.P. Morgan las economías desarrolladas crecerán este año un 2 por ciento mientras que las emergentes lo harán un 3,6 por ciento, es decir, la brecha vuelve a tocar niveles no vistos desde la década de los noventa.

En el caso de EEUU y la zona del euro, habrá cierta convergencia en su expansión económica ya que en EEUU, pese al beneficio visto en el bolsillo de los consumidores gracias al crudo barato, el oro negro ha hecho daño en las inversiones dentro del sector energético. "La aceleración de la eurozona, que crecerá por encima del 2 por ciento durante los próximos trimestres, supondrá un importante impulso para la economía mundial", indica el informe elaborado por Chang y su equipo.

En Asia, pese a que el 89 por ciento de los países son importadores de crudo, el efecto estímulo del oro negro se verá limitado por el debilitamiento de la economía china. Sin embargo, India registrará un importante impulso, del 7,2 por ciento, por lo que la región en general avanzará un 6,2 por ciento este año. En otras zonas, cabe destacar la contracción del 4 por ciento proyectada para la economía rusa, que neutralizará los efectos positivos en países importadores como Sudáfrica o Turquía. En Latinoamérica, el crecimiento será mínimo, del 0,3 por ciento.

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