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Del confeti de Draghi al tartazo de Murdoch: los inversores adoran un momento de protesta

El pasado miércoles a las 2:39 pm de la tarde, hora local, el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, sufrió su primer ataque de confeti. Un díscolo suceso que no sólo ha endurecido la seguridad que rodea al guardián de la política monetaria europea, durante su periplo en Washington el italiano iba escoltado por varios guardaespaldas allá por donde pasaba, sino también tuvo un efecto inmediato en los mercados.

El bund alemán a 10 años se disparó cuando el salto de altura, la cara de terror de Draghi y el confeti paralizaron a los inversores. Sin embargo, cuando la situación se redujo a una mera anécdota para la historia, la rentabilidad del bono alemán cayó un quinto en tan sólo tres horas. Los mercados mostraron su momento de pánico ante la posibilidad de que el italiano se viera forzado involuntariamente a dejar su silla (no sólo por su bienestar físico sino también por el temor de que los halcones alemanes volvieran a tomar control de la principal silla del BCE).

Dicho esto, los inversores suelen adorar las protestas que culminan con confeti o tartazos en la cara de un alto directivo. Cuando en julio de 2011, la ex esposa de Rupert Murdoch, Wendy Deng, intentó sin éxito, evitar que su marido fuera alcanzado por un pastel de crema, las acciones de News Corp se dispararon un cinco por ciento durante la jornada. A finales de 1998, el fundador de Microsoft, Bill Gates, también sufrió un tartazo durante una visita a Bruselas para reunirse con oficiales de la Unión Europea. Este hecho impulsó la capitalización del fabricante de software en alrededor de 1.000 millones de dólares, según estiman desde Deutsche Bank.

El que fuera director gerente del Fondo Monetario Internacional, Michel Camdessus, fue víctima de un tartazo por parte del mismo grupo que estampó el pastel en la cara de Gates, "Patissiers sans Frontieres", es decir, algo así como Pasteleros sin Fronteras. El hecho tuvo lugar en Bangkok a comienzos del 2000 y durante los tres meses posteriores, la divisa local, el baht, se depreció un cuatro por ciento en su cruce con el dólar estadounidense.

Según un informe distribuido por Deutsche Bank, ninguno de estos momentos protesta puede superar la comparecencia televisada del golfista estadounidense, Tiger Woods, que en 2010 generó una volatilidad increíble en los mercados. Las acciones del NYSE cayeron nada más aparecer en pantalla, aún así, al finalizar su discurso de casi 15 minutos, los activos se revalorizaron más de un 200 por ciento.

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