El Tesoro Público colocó ayer 4.646 millones de euros en letras a seis y doce meses y ofreció un interés medio negativo (-0,002%) en la subasta a seis meses por primera vez en su historia y prácticamente cero en el caso de las letras a doce meses. Para prestar 1.000 euros al Estado hay que pagar 1 céntimo.
Lo que desde el Gobierno se celebra como un éxito (y en parte ayuda, permite al Estado financiarse más barato), tiene un reverso negativo: es una señal de miedo en un mercado totalmente intervenido por el Banco Central Europeo (BCE) en un momento en el que la liquidez inunda los mercados financieros globales.
¿Cuál es el objetivo de invertir?
En un principio, pagar para prestar dinero no parece tener mucho sentido si el objetivo principal de un inversor que deposita un bono en deuda pública es ganar dinero. ¿Qué objetivo tiene invertir con un tipo de interés negativo?
El socio director de Auriga Global Investors, Javier Domínguez, reconoce que "a ningún pequeño inversor le interesan los tipos negativos", pero destaca que "está ligado con el tipo de riesgo" que se quiere asumir. "Si tu tienes una cartera muy grande te interesa, por ejemplo, tener una parte en Rusia, otra en Brasil, y una parte segura en un 'triple A', argumenta el experto. Es decir, invertir en renta fija con intereses negativos "está relacionado con salvaguardar parte del patrimonio". Suiza se ha convertido hoy en el primer país en emitir bonos a 10 años con rendimiento negativo.
En este sentido, Domínguez explica que los bonos se compran "sobre la par, bajo la par o por encima de la par". "Si compras un bono, por ejemplo, al 101, al final vas a recibir 100 (la par)", explica. Así, subraya que ahora mismo los tipos están en negativo porque el precio "está muy por encima de la par". "Para comprar un bono de 1.000 euros tienes que pagar 1.200, y al vencimiento vas a recibir 1.000. Así se crean los tipos de interés negativo", ejemplifica.
Presión del plan de compra de bonos del BCE
Por otro lado, Domínguez apunta que el programa de compra de deuda o QE lanzado por el BCE también está presionando la compra de deuda pública, que va subiendo los precios. "¿Dónde está el límite?", se pregunta. "El límite está en lo que marcó Draghi como el tipo de interés negativo que está cobrando el BCE por sus depósitos a la vista, que es un 0,20%", responde.
No hay que olvidar que la banca no puede mantener su exceso de reservas, y debe aparcar su dinero en el BCE. La institución de Mario Draghi cobra por ese depósito, por lo que cualquier entidad pierde menos dinero invirtiendo en letras españolas a tipos negativos que dejando su liquidez sin usar en el BCE. De ahí que los rendimientos sigan bajando.
Por lo tanto, esta rentabilidad negativa no es sino otro síntoma de lo reacias que son las entidades a conceder crédito. Las medidas del BCE tenían como objetivo fomentar el crédito, el negocio de la banca, pero el resultado está siendo que las entidades parecen preferir perder un poco de dinero a prestar dinero, algo que siempre acarrea riesgo.
Un fenómeno global
El fenómeno no es único de España. De hecho lleva muchos meses sucediendo. Primero en las pequeñas economías nórdicas y Suiza (países que también cobran a sus bancos por depositar el dinero y que han sido todavía más agresivos que el BCE), después en los países más "seguros" de la Eurozona, como Alemania, Holanda, Austria o Bélgica, e incluso a Irlanda, país rescatado en su día, antes de llegar a España.
Una tendencia no vista que no tiene visos de acabar pronto, con el BCE y otros bancos centrales embarcados en territorio desconocido, con un mundo inundado en liquidez por las medidas extraordinarias tomadas desde el inicio de la crisis financiera.
De hecho, la fuerte caída de la rentabilidad de la deuda no es un hecho exclusivo de los bonos soberanos. Empresas como Nestlé o Shell también han colocado deuda a tipos negativos. Para muchos, el mercado de bonos ya acarrea un enorme riesgo, porque además coincide en el tiempo con los máximos en muchos de los principales mercados bursátiles.
Es decir, están subiendo de precio al mismo tiempo los bonos (seguridad) y las acciones (riesgo), otra anomalía que ya sucedió en 2009, cuando la Fed comenzó con su política ultralaxa. Algo que ha imitado ahora el BCE precisamente en un momento en el que el banco central estadounidense planea dar un giro de 180º y abandonar sus medidas extraordinarias.
Como recordaba la agencia Bloomberg, los tipos de depósitos negativos son una "muestra de desesperación" por el escaso efecto de las medidas tradicionales que crea distorsiones en el mercado y cuyas consecuencias son díficiles de prevenir.