Los planes de empresa, aquellos que el empleador pone a disposición del empleado, siempre han sido defendidos como el tercer pilar de las pensiones, junto a al sistema público y los planes de pensiones privados. Sin embargo, esta figura sólo representa una tercera parte de los 100.000 millones de patrimonio que existe en pensiones.
Que aún sólo representen un tercio no resulta extraño a tenor de los resultados que consiguen: solo 12 de los 200 planes de empresa con al menos 15 años de antigüedad ha logrado batir el aumento medio anual, del 4,2%, que han tenido los precios en el mismo periodo.
Todo ello ha provocado que sean los propios trabajadores, en muchos casos, los primeros que no ponen en valor a este tipo de productos. A lo que se une la falta de incentivos a las empresas para fomentarlos. A la vista está que queda un largo camino por delante si de verdad se busca que este tipo de productos logre mayor protagonismo como complemento a la pensión pública, pero ¿por dónde empezar? Los expertos lanzan tres propuestas.
1. Echan de menos a un asesor independiente
Una es un mayor control sobre su funcionamiento del que ya existe. ¿Cómo? Con la introducción de una figura que no se estila demasiado en España y sí en otros países europeos o incluso en Estados Unidos, donde llega a ser obligatoria. Se trata del asesor financiero independiente.
A día de hoy, la ley española establece que los planes de pensiones de empleo se componen de tres entidades. Una es la comisión de control, que es el órgano máximo de supervisión y está representada al 50% por la empresa -normalmente a través del director financiero- y los trabajadores -a través de los sindicatos-. Esta composición es así salvo que se acuerde algo distinto mediante la negociación colectiva. Entre las funciones de esta comisión está examinar y aprobar la actuación de la entidad gestora -segundo actor en juego- y velar porque cumpla con las normas cada ejercicio.
Porque es la gestora elegida por la comisión la que administrará el plan seleccionando las inversiones a la par que, cada trimestre, facilita información sobre su evolución a los representantes de empresa y trabajadores. Pero la gestora a su vez también trabaja bajo la atenta mirada de la entidad de depositaría -tercer y último eslabón de la cadena-, cuya labor es custodiar y vigilar los activos financieros que se integran en el plan de empresa.
A simple vista nadie diría que hace falta más supervisión. Pero, ¿cuáles son los criterios que la comisión de control sigue para elegir una gestora y no otra? "Para eliminar cualquier tipo de subjetividad en la decisión, haría falta la figura de una persona o entidad independiente que asesore en este proceso y que después realice además el servicio de mantenimiento, con el control de su evolución. No tiene que ser un contable ni un auditor, sino alguien con una amplia experiencia demostrable en los mercados", explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis.
Desde Fidelity sostienen que en Reino Unido es frecuente recurrir al consultant. "Su papel es realizar estudios sobre las necesidades de pensiones que tienen los empleados de una determinada empresa, según sus edades, para poder dar recomendaciones de inversión específicas a cada grupo de trabajadores", apunta desde la gestora Antonio Salido. En España también se pueden encontrar consultoras independientes especializadas en pensiones, como es el caso de Novaster, Mercer o la división específica que tiene PWC. "Nada impide a la comisión de control contratar a un asesor independiente", explica Fernando Luque, editor senior de Morningstar. Pero en la práctica sólo una minoría lo hace.
2. También faltan gestoras extranjeras
Luque coincide en que una mayor supervisión es necesaria para mejorar la gestión de estos productos, pero también se precisa "fomentar la competencia y transparencia". Básicamente porque la ausencia de gestoras internacionales en el mercado español de planes de pensiones resta presión a las entidades nacionales. "Mientras la materia prima sea el universo restringido que existe ahora no habrá mejoras significativas", opina Salido.
3. Cada empleado tiene una necesidad
Este experto hace hincapié también en la necesidad de mejorar la multi adscripción en los planes de empresa en el mercado español, "que no se está cumpliendo", apunta. Según contempla la normativa actual, una misma compañía puede tener a su disposión distintos planes en función de los perfiles de sus trabajadores. Sin embargo, "lo más común es que todos tengan el mismo, con independencia de sus necesidades". Lo que significa que alguien con una edad más lejana a la jubilación, que se supone que tiene que empezar a rentabilizar su ahorro desde el principio, puede recibir un plan de renta fija en lugar de uno de renta variable, siendo éste último más acorde a sus intereses, por ejemplo, o viceversa.