Mucho se ha hablado de las excesivas valuaciones que pesan sobre la nueva generación de compañías nacidas en Silicon Valley. Claros ejemplos de ello está en el servicio de mensajería Snapchat, que según Bloomberg, cuenta con un valor en el mercado privado de 15.000 millones de dólares, sobrepasando el de compañías convencionales como Clorox. La euforia del capital de riesgo paga hasta 15 o 18 veces la proyección de ventas de estas plataformas, que en la mayoría de caso no generan beneficios.
De hecho, Pinterest acaba de recaudar 367 millones de dólares este mes, lo que valora a la compañía en 11.000 millones de dólares. Por su parte, Uber, la polémica aplicación de servicios automovilísticos, alcanzó un precio de 40.000 millones de dólares el pasado diciembre. Precios que algunos califican de burbuja pero que cada vez más fondos de pensiones comienzan a incluir en sus carteras.
Según adelantaba el New York Times, los planes de pensiones de millones de estadounidenses, cuyas jubilaciones dependen de planes privados a través de los conocidos 401-K, tradicionalmente han contado con un componente de inversión en renta variable con títulos en cartera como General Electric, Ford o Coca-Cola.
Sin embargo, de un tiempo a esta parte, el componente de riesgo ha aumentado ya que muchos gestores han comenzado a incluir participaciones de startups de Silicon Valley, cuyos precios podrían estar hinchados por el efecto del capital de riesgo y la participación de fondos de cobertura.
Eso no ha evitado que gestores de renombre como BlackRock, Fidelity o T. Rowe Price hayan rubricado acuerdos valorados en miles de millones de dólares para tomar una participación en lo que se conocen como "unicornios" de Silicon Valley para incluirlos en sus fondos mutuos que suelen dictar los planes de pensiones de muchos estadounidenses. En un momento en que la renta variable en EEUU no ofrece unos beneficios demasiado jugosos tras seis años de mercado alcista, estos gestores miran a estas compañías privadas en busca de rentabilidad.
Actualmente, el Contrafund de Fidelity incluye 204 millones de dólares en acciones de Pinterest, 162 millones de dólares en acciones Uber y 24 millones de dólares en acciones Airbnb, según puso de manifiesto el Times.
El año pasado, estos fondos de inversión de gran reputación participaron en 29 operaciones para tomar posiciones esta clase de empresas privadas, cuyo valor colectivo asciende hasta los 4.700 millones de dólares, según la consultora CB Insights. T. Rowe Price fue el gestor más activo, con un total de 17 inversiones en empresas privadas dentro del sector tecnológico.
Dado que estas empresas de tecnología no están obligadas a presentar sus cuentas ante la Comisión de Mercados y Valores de EEUU (SEC, por sus siglas en inglés) y sus acciones no se negocian en mercados tradicionales, sus niveles de especulación suelen ser mucho mayores, un riesgo que no suele aplicarse a los planes de jubilación.
Sin embargo, si tenemos en cuenta que Uber valía 3.500 millones de dólares a mediados de 2013 y en estos momentos su precio supera los 40.000 millones de dólares tras sus últimas rondas de financiación, la rentabilidad que ofrecen esta clase de compañías es asombrosa si se compara con la evolución de otros títulos convencionales.
Aún así, aunque los movimientos de estos grandes gestores indican que estas empresas privadas podrían llegar a salir a bolsa a precios superiores a los registrados en sus últimas rondas de financiación, ésto no es una ciencia cierta y podría suponer un peligro para los planes de pensiones de los estadounidenses.