Con el quantitative easing europeo, véase compra de bonos soberanos, ya en marcha, la volatilidad en los mercados de divisas parece estar jugando un papel desproporcionado a la hora de evaluar la rentabilidad de los mercados a lo largo y ancho del mundo, especialmente entre las economías avanzadas. Mientras los inversores en renta variable estadounidense no se inmutaron demasiado ante la escalada alcista del dólar durante el año pasado, ahora parece que el humor al respecto ha comenzado a cambiar. De hecho, el S&P 500 ha caído en 19 de los 27 días en que el billete verde se ha revalorizado frente a otras divisas.
Por otro lado, como viene demostrando el comportamiento del euro desde los primeros indicios del QE, el plan de compra de bonos soberano puesto en marcha por Mario Draghi y sus chicos en el Banco Central Europeo sigue hundiendo el valor de la moneda única. Esta situación está exacerbando la salida de los mercados emergentes, con el dólar cambiándose a 3 reales por primera vez desde 2004 y el peso mexicano en niveles no vistos desde la caída de Lehman Brothers. La devaluación del euro está poniendo una mayor presión en Pekín, donde el gobierno chino podría verse obligado a devaluar el yuan, un hecho que de ocurrir oficializaría la entrada del gigante asiático en el mercado de divisas.
"Existen señales que demuestran que la excesiva volatilidad en el mercado de divisas está jugando un papel desproporcionado a la hora de revisar la rentabilidad entre los mercados desarrollados más importantes", señala David Woo, estratega de divisas para Bank of America Merrill Lynch. "Para nosotros no es coincidencia que la eurozona, que acumula la mejor rentabilidad en lo que llevamos de año haya visto una caída en el valor del euro, mientras en Suiza, la revalorización del franco coincide con la mala evolución de su renta variable", explica.

Es por ello que desde el banco estadounidense señalan que en lo que llevamos de 2015, los volatilidad que registran las distintas divisas ha contribuido en un 50 por ciento de la rentabilidad de los mercados de renta variable de las principales economías avanzadas. Aquellos expertos que no se creen la tesis de la implícita guerra de divisas alegan que la depreciación de ciertas divisas, como el euro, y la buena racha de ciertas bolsas es consecuencia de los tipos de interés bajos en los principales bancos centrales. Aún así, desde Bank of America observan que los cambios acumulativos en los tipos de interés entre las principales economías han ido convergiendo últimamente, independientemente de si han relajado su política monetaria o no.
"Este contexto apoya nuestra opinión de que, dado que las tasas de interés ya son bajas y que no hay un límite hasta dónde los rendimientos de los bonos pueden tocar fondo una vez en terreno negativo, los tipos cambiarios se están convirtiendo en el canal de transmisión más importante para la política monetaria", estima Woo. El estratega de divisas de BofAML advierte además que el euro operando por debajo de los 1,10 dólares "puede ser menos benigno" de lo pensado en un principio. "La caída del euro impulsa la salida de los mercados emergente, incrementa el riesgo de una devaluación de yuan, pone una presión a la baja en el precio del crudo y aumenta los riesgos de deflación".