¿Cómo inyectar liquidez al mercado sin alterar el proceso de formación de precios? Esta es la gran pregunta que retumba en las cabezas de los líderes del Banco Central Europeo (BCE). La entidad todavía no ha comenzado a comprar bonos y las curvas de rentabilidades ya están en mínimos históricos, con muchos activos en negativo. Mario Draghi repitió en numerosas ocasiones que la institución que preside pretende aplicar su política monetaria sin generar desequilibrios en el mercado.
Para evitar que la burbuja de la deuda se hinche mucho más, el BCE ha puesto un suelo a la caída de las rentabilidades: no comprará bonos que coticen por debajo del tipo de interés de los depósitos, que está en el -0,2%.
Todos los activos que ofrezcan una rentabilidad menor serán excluidos del programa de compras, de modo que establece un límite a la especulación de los inversores. Además, la entidad se guarda un as en la manga: si en algún momento cree que hay una parte demasiado amplia del mercado en terreno negativo, puede elevar el tipo aplicado a la facilidad de depósito y, de este modo, dejará de comprar lo que quede por debajo.
Esta preocupación del BCE sobre los desequilibrios que está generando en el mercado no es nueva. En la reunión de enero, en la que anunció el programa billonario de compra de deuda, Draghi tuvo que salir al paso de las voces que alertaban (ya entonces) de la formación de una burbuja en este mercado. El presidente de la entidad explicó que "cualquier burbuja local debe ser controlada con instrumentos macroprudenciales, no con política monetaria", ahora parece que utilizará también sus propias herramientas para poner un techo a esa burbuja. "El problema del BCE en comparación con la Reserva Federal es que va a empezar las compras en un momento en el que las rentabilidades ya están muy bajas o en negativo", explica Francisco Vidal, jefe de análisis de Intermoney.
Los inversores captaron la indirecta y compraron deuda en todos los países de la eurozona con una excepción: el tramo alemán del bono a dos años. Este es el único título de referencia de los que comprará el BCE que tenía una rentabilidad inferior al -0,2%, por lo que los inversores decidieron vender y su rentabilidad subió hasta el -0,202% (todavía fuera de los criterios exigidos por el BCE). Esta reacción demuestra que el mercado tiene la intención de poner el techo a la escalada de la renta fija en el nivel establecido por Draghi.
Podría comprar otros bonos
Una de las dudas que habían planteado los expertos hasta el jueves era si el BCE tendría una piscina de activos suficiente como para comprar 60.000 millones de euros cada mes sin romper los límites que se había impuesto: no adquirir más de un tercio de los bonos de un emisor, ni un cuarto de una misma emisión. Le trasladaron la duda a Draghi durante la rueda de prensa y él sonrió con ironía: "Antes nadie dudaba del gran volumen del mercado de deuda pública y ahora resulta que no hay suficiente".
El presidente de la entidad explicó que hay volumen de sobra. Sin embargo, la normativa del programa sí contempla este problema. En el caso de que no haya suficientes activos de deuda pública en algún país, se plantearían comprar otros bonos, como son los corporativos. El programa durará hasta septiembre de 2016 "o más si es necesario".
Esta política monetaria tan expansiva será exitosa para reactivar la inflación en la eurozona y también para activar la economía, según explicó el propio Draghi, sin embargo, su impacto no será completo sin reformas políticas. Súper Mario dio un nuevo tirón de orejas a los políticos, esta vez con más énfasis si cabe: "Es necesario establecer de forma completa y consistente el Pacto de Estabilidad".
El BCE da aire a la banca griega
El presidente del BCE, Mario Draghi, explicó el jueves que la entidad ya "está preparada" para volver a aceptar como colateral los títulos de deuda griega. De esta forma volverá a aplicar esta excepción que necesitan los bancos griegos para conseguir liquidez y que retiró en febrero cuando las negociaciones entre Atenas y Bruselas parecían encallar. Draghi explicó que "el BCE es una institución que se mueve por reglas, y no puede aceptar como colaterales bonos de países que estén negociando un rescate".
Como compensación, el BCE decidió aumentar la liquidez de emergencia (ELA) que pone a disposición de los bancos griegos en 500 millones, hasta 68.500 millones. Además, Draghi reivindicó las ayudas que ha hecho la entidad a Grecia: "El BCE ha prestado al país 100.000 millones de euros, un 68% de su PIB, el nivel más alto de toda la eurozona".