Este año se han puesto en marcha algunos de los cambios técnicos más relevantes en el Banco Central Europeo (BCE) desde su creación, para dar más transparencia al proceso de toma de decisiones.
Un BCE para el siglo XXI al más puro estilo Reserva Federal. Estas son las principales remodelaciones de la institución este año.
1. Reuniones cada seis semanas
Ya sea de forma voluntaria o involuntaria, lo cierto es que cada reunión del BCE se ha convertido en el acontecimiento del mes en los mercados. Pocas citas del calendario económico actual tienen tanta importancia hoy en día como las de los bancos centrales. Por este motivo, para no suponer una manipulación constante del mercado, la entidad decidió el año pasado modificar su calendario de reuniones y celebrar encuentros cada seis semanas: en el primer y en el último mes de cada trimestre. Por este motivo, la reunión de enero de la entidad se retrasó hasta el 22 y no fue el primer jueves del mes, como era tradicional hasta ahora.
2. Actas de los encuentros
El paso clave de la entidad para dar transparencia a su proceso de toma de decisiones es empezar a publicar las actas de sus reuniones. El propio presidente del BCE, Mario Draghi, bromeó al respecto en la rueda de prensa de la reunión de enero: "Ya no podré decir que hemos tenido una fantástica mayoría". La institución publicará las actas cuatro semanas después de cada encuentro, aunque la transparencia no será completa, ya que no publicará el voto de cada miembro del Consejo de Gobierno. Lo que sí hará es cambiar el lenguaje con el que anuncia el grado de aprobación alcanzado. Las nuevas calificaciones irán desde unanimidad (todos los miembros están de acuerdo con la nueva medida), hasta consenso, pasando por amplia mayoría y mayoría en orden descendente. La Reserva Federal todavía sigue un paso más lejos en transparencia, ya que publica los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) que han tendido un voto discordante con la decisión adoptada y el motivo de su rechazo.
Las actas aportarán algo de luz respecto al proceso de toma de las decisiones de política monetaria con los comentarios de algunos miembros, eso sí, siempre de forma anónima. Además, vendrá acompañado por una introducción de su visión de la coyuntura económica que servirá para explicar las decisiones adoptadas. Lo que no se cambiará es la rueda de prensa que realiza el presidente de la institución después de cada reunión. Un punto en el que el BCE gana a la Fed, ya que el presidente de la entidad estadounidense solo comparece ante los medios en las reuniones de final de trimestre.
3. Rotación de voto
La rotación de los derechos de voto es otro de los aspectos clave que han cambiado en enero. Esta decisión fue adoptada por el BCE hace años, ni más ni menos que en la reunión de diciembre de 2002, aunque no ha entrado en funcionamiento hasta ahora. El objetivo era dar mayor agilidad al proceso de toma de decisiones a medida que más países se uniesen al proyecto del Eurosistema, en lo que es otra copia del modelo de la Fed. La institución decidió que, cuando el número de Estados en el euro superase los 18 (lo que ha ocurrido este mes con la incorporación de Lituania), el voto empezaría a rotar. Para ello creó dos grupos, el primero con los cinco mayores Estados: Alemania, Francia, Italia, España y Países Bajos, que se repartirán cuatro votos y el resto, sean los que sean, que se repartirán 11 votos. La rotación será mensual y, aunque algunos meses no se produzcan reuniones de política monetaria (ya que éstas son cada seis semanas), se quedarán sin votar en los encuentros que el BCE define como "de no política monetaria", en los que se adoptan otras decisiones, como las de supervisión financiera. En cualquier caso, los gobernadores de estos bancos centrales nacionales pueden asistir a las reuniones y emitir su opinión, pero no tendrán voto. El presidente del Banco de España, Luis María Linde, fue el primero de los cinco grandes países sin votar y, en febrero, será Christian Noyer, del Banco de Francia, quien perderá su derecho. Los seis miembros del Comité Ejecutivo siempre tendrán su voto. La Fed tiene un sistema similar de rotaciones: ocho votos permanentes de la Junta de Gobernadores y del presidente de la Fed de Nueva York, uno que rotan anualmente las entidades de Chicago y Cleveland, y el resto de los nueve distritos votan cada tres años.
4. Una política monetaria como la de EEUU
Su transformación al más puro estilo Reserva Federal se hizo completa al adoptar una estrategia de política monetaria inspirada en las adoptadas por Ben Bernanke, expresidente de la Fed, entre 2008 y 2012. La táctica de la entidad estadounidense fue combatir la crisis de deuda de 2008 con liquidez, compras masivas de bonos y dinero gratis. El profesor de Economía de la Universidad de Princenton y uno de los mayores estudiosos de la crisis de los años 30, apodado Helicóptero Bernanke, decidió que esta vez sería diferente y que atajaría el colapso del sistema financiero lanzando billetes desde un helicóptero. Han pasado más de seis años y EEUU es una de las economías más vigorosas del mundo. El BCE quiere seguir sus enseñanzas en un momento en el que está acosado por el fantasma de la deflación. La institución anunció su QE el 22 de enero, pero esperará hasta marzo para ponerlo en marcha.
5. Supervisión bancaria
El nuevo BCE también incluye las tareas de supervisión del sistema financiero europeo bajo el Mecanismo Único de Supervisión (MUS). Estas funciones las ha ido adoptando de forma paulatina durante los últimos años con la realización de los test de estrés y la revisión de calidad de los activos. La última decisión que está valorando la entidad es limitar el reparto de dividendos de las entidades que tengan unos niveles de capital inferiores.
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