Uno de los primeros conceptos que debe conocer si se adentra en el mundo de la inversión es el de rentabilidad real. Es decir, lo que de verdad gana si, por ejemplo, suscribe una emisión de renta fija que promete un cupón del 2%. Que gane más o menos dependerá de la inflación.
"Si se resta al cupón la inflación se obtiene la rentabilidad real ", explica Víctor Alvargonzález, director de inversiones de Tressis. "De esa forma, se puede entender fácil que cuando la inflación aumenta, el poder adquisitivo disminuye y viceversa". El concepto de inflación cobra especial importancia en un entorno como el actual, en el que es complicado encontrar rendimientos atractivos en renta fija. Más que nada porque aunque antes hubiese activos más rentables, antes también existía una inflación más elevada de la que hay ahora, que también moderaba los rendimientos reales de los inversores. Ahora vivimos la situación inversa. Las rentabilidades son más moderadas, pero la inflación en negativo facilita no perder poder adquisitivo, explica Rose Marie Boudeguer, directora del servicio estudios de Banca March.
De ahí la importancia de entender qué es la inflación y no olvidar este concepto a la hora de planificar una inversión en renta fija, sobre todo cuando se trata de vencimientos a largo plazo. Así lo explica Juan Luis Luengo, responsable de fondos de inversión de Citi, que incide en que la inflación que tenemos hoy no es la misma que habrá dentro de diez años. "Puede que en ese periodo la inversión elegida no sea suficiente para cubrir el aumento del coste de la vida. Por eso, mi consejo es que antes de comprometerse con ninguna inversión , el cliente se plantee si los niveles actuales son sostenibles a largo plazo porque de lo contrario serán insuficientes para cumplir con el objetivo de no perder poder adquisitivo", explica.
Concepto a concepto
Cupón
Se entiende por cupón los intereses que paga un determinado activo englobado en el universo de la renta fija. Esta incluye tanto la deuda que emiten los organismos públicos -como el Estado, que coloca letras, bonos y obligaciones-, como los privados -donde las empresas son las protagonistas-. ¿El objetivo de ambos? Diversificar sus fuentes de financiación más allá de las bancarias y, en ocasiones, incluso abaratar sus costes financieros gracias a la relajación que se vive en el mercado de deuda. A cambio de acudir a una emisión, el inversor recibe unos intereses, con una determinada frecuencia que está detallada de antemano, además del dinero que invirtió en un inicio, que se le devolverá con el vencimiento de la emisión. Es decir, que si invierte 1.000 euros en bonos a un año que ofrecen un cupón del 1,5%, usted recibirá dentro de 12 meses 1,015 euros o casi, porque para saber cuánto gana en realidad es necesario tener en cuenta la inflación.
Inflación
Se entiende por inflación el aumento generalizado y persistente de los precios de los bienes y servicios en un momento dado. Pongamos por ejemplo que usted veranea todos los años en el mismo hotel. Uno situado en la costa de Levante en el que tiene la costumbre de pasar siete noches alojado en una habitación que también incluye el desayuno. Sin embargo, las últimas dos veces que acudió a él notó que por el mismo servicio -nada ha mejorado- se ve obligado a pagar cada vez más. ¿Cómo es posible? Por la inflación, que reduce el poder adquisitivo a igualdad de ingresos. Cuando lo que sólo es un ejemplo se hace a gran escala -midiendo la evolución del precio de más bienes y servicios- se está en disposición de construir el Índice de Precios al Consumo (IPC). Que, en palabras llanas, no es ni más ni menos que una cesta formada por bienes y servicios considerados básicos, sobre los que se mide como evolucionan sus precios durante un periodo de tiempo concreto.
Rentabilidad real
Cuando se juntan ambos conceptos, el cupón que recibe un inversor y la inflación que existe en ese momento, el inversor obtiene la rentabilidad real . Es decir, los intereses que de verdad va a conseguir después de descontar la inflación al cupón que entrega la emisión (ya sea un bono de una empresa o un título del Tesoro Público). Tener en cuenta cómo van a evolucionar los precios es importante cuando se planifican las inversiones a largo plazo. Más que nada porque lo que quizás ahora es una inversión que permite cubrir el coste de la vida, puede no serlo dentro de dos años porque la inflación sea en ese momento más alta.
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