El fracking ha venido para quedarse, pero también está sufirendo el impacto del rally bajista del oro negro. El gigante minero australiano, BHP Billiton, que empezó a apostar por el fracking en 2011, ha anunciado que va a reducir la producción y a clausurar una buena parte de sus yacimientos de shale gas y shale oil a lo largo del presente año fiscal de la compañía. En los últimos días, más compañías han anunciado cierres y reducciones de plantillas a consecuencia del exceso de oferta y del bajo precio de crudo.
Según explica el consejero delegado de la compañía, Andrew Mackenzie, han decidido "moverse rápido" ante el abaratamiento del petróleo y van a "reducir el número de pozos que operamos en nuestro negocio en EEUU en aproximadamente un 40%".
Con esta revisión a su programa de perforación pretenden alcanzar "mejoras significativas en la eficiencia" del proceso, ya que según añade el directivo se concentrarán el grueso de los esfuerzos en su plataforma de Black Hawk, situada en Texas.
Las cosas han cambiado
Durante el año 2011, BHP Billiton se hizo con la empresa estadounidense Petrohawk Energy por 12.100 millones de dólares, además de adquirir activos de Chesapeake Energy, otra empresa y con la compra de hoy la minera entre en el top ten de compañías de petróleo y gas. La australiana había hecho hincapié en su intención de aumentar su presencia en la industria del fracking estadounidense, para lo que acometió inversiones anuales que han rondado los 4.000 millones de dólares.
Sin embargo, la apuesta ya no es tan rentable como hace unos años, con el barril de Brent y de Texas negociándose por debajo de los 50 dólares y los países productores de la OPEP negándose a reducir la producción. Los precios globales del crudo han perdido casi un 60% desde junio del año pasado y han tocado mínimos de cinco años, mientras que la creciente producción y la débil demanda global han generado un superávit de suministros, llevando a los productores de crudo a reducir el gasto.
De hecho, en los últimos días se ha conocido que otro gigante estadounidense de servicios petroleros, Baker Hughes, va suprimir hasta 7.000 puestos de trabajo, además de prever una importante reducción del número de perforaciones en activo en EEUU.
También el líder de servicios petroleros Schlumberger informó la semana pasada de que despedirá a 9.000 trabajadores a nivel mundial y advirtió que la caída de los precios del crudo posiblemente tendría un impacto "significativamente más dramático" en Norteamérica que en el resto del mundo.