Bolsa, mercados y cotizaciones

Rusia se desangra por la huida de inversores y aparece el miedo a un cierre del mercado

  • El banco central anuncia más medidas pero con la subida de tipos hasta el 17% apenas queda 'artillería'
  • La octava economía mundial se tambalea

Las decisiones estratégicas que está adoptando Rusia para evitar desangrarse en los mercados están llegando a la realidad como una pataleta que no convence a nadie. Ayer subió por sorpresa los tipos de interés en 6,5 puntos porcentuales, hasta el 17%. Una subida histórica del 62% con la que pretendía frenar la huida de inversores del país y que sólo consiguió calmar a los mercados durante unas horas.

Los ahorradores demostraron que quieren tener su dinero en cualquier sitio menos en Rusia, donde la depreciación vertical del rublo hace que un bono al 18% a dos años ofrezca una rentabilidad insuficiente para no generar pérdidas reales. "La situación es crítica", reconoció el subgobernador del Banco de Rusia, Sergei Shevtsov, y anunció que adoptarán más medidas para frenar la depreciación del rublo, aunque ello suponga ahogar la economía con unos tipos de interés prohibitivos para la inversión productiva.

¿Qué medidas?

Desde el inicio del año, el Banco de Rusia ha gastado casi un 20 por ciento de sus reservas internacionales (95.400 millones de dólares), ha triplicado los tipos de interés oficiales (del 5,5 hasta el 17%) y ha rebajado los costes para los préstamos con obligación de recompra (repos) en divisa extranjera a la banca. Todo para fracasar en su intento de evitar que el rublo cayera hasta mínimos históricos y la rentabilidad de los bonos se disparase. ¿Qué más puede hacer?

Los expertos creen que tiene poco margen de maniobra. No podrá gastar de forma agresiva sus reservas internacionales, ni subir mucho más los tipos de interés si no quiere ahogar la economía doméstica y tampoco retirar más liquidez del mercado si no quiere provocar un pánico bancario. "Dudamos que el Banco de Rusia tenga la capacidad para defender su divisa con intervenciones masivas", advierte Markus Allenspach, jefe de análisis de renta fija de Juliuis Baer.

Ante este escenario, es comprensible que el mercado dude de la credibilidad de las palabras de Shevtsov. En el horizonte empieza a aparecer el tabú del cierre del mercado, como ya ocurriera después de la crisis de Lehman Brothers. "Con el objetivo de evitar una crisis como la de 1998, hay una posibilidad de que el mercado de rublos cierre", explica de Philippe Gelis, director ejecutivo de Kantox. "No se trata de una previsión, pero sí de una posibilidad; nos encontramos ante una situación extremadamente delicada que va más allá de un problema económico", advierte el experto. Para frenar cualquier tipo de rumor, el ministro de Economía, Alexei Ulyukayev, advirtió que el Kremlin no está discutiendo controlar la divisa. Rusia se convirtió, en 2006, en el único gran país emergente que permite el flujo libre de divisas con el exterior.

No hay ofertas

En este escenario de temor en el que todos los activos institucionales del país, ya sean la bolsa, los bonos o la divisa, se están depreciando con fuerza, los inversores buscan alternativas para proteger sus ahorros. Una es la compra de activos tangibles con un valor intrínseco que evite su depreciación, como son los coches de gama alta o las viviendas. Nadie quiere acciones de la bolsa del país, que cayó ayer un 12% y que ha perdido ya un tercio de su valor en solo nueve sesiones.

La huida de inversores provocó situaciones de pánico en el mercado, en el que los oferentes se encontraban con que no había ninguna petición de compra para sus operaciones.

"Nuestros traders nos informaban que no había ofertas para comprar rublos", explicó a Bloomberg Per Hammarlund, jefe de mercados emergentes de SEB.

La rentabilidad del bono a dos años del país se disparó hasta el 18,65% ayer, con la consiguiente caída del precio de estos títulos, niveles que no se habían vuelto a ver desde el impago del país en 1998. Este es el título de deuda al que los inversores exigen una rentabilidad mayor, lo que refleja el temor de los inversores a sufrir pérdidas reales en el corto y medio plazo.

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