
El ministro de Petróleo de Arabia Saudí, Ali al-Naimi, ha insistido en descartar un recorte en su producción, algo que le vienen pidiendo otros socios de la OPEP como revulsivo con el que frenar el desplome de los precios.
Consultado sobre si pensaba que sería necesario reducir la producción de petróleo antes de la próxima reunión de la OPEP en junio, el funcionario respondió: "¿Por qué deberíamos recortar la producción? ¿Por qué?".
Estas declaraciones de Naimi, hechas al margen de una conferencia anual de cambio climático de la ONU en Lima, están en línea con las realizadas durante la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) el 27 de noviembre, donde se decidió mantener la producción del grupo sin cambios.
Naimi insistió en que el mercado se equilibraría por sí solo, sin la intervención de Arabia Saudí. Los precios del petróleo han caído 13 dólares por barril desde la reunión de noviembre.
Esto ha sido interpretado como un cambio en la tradicional política de Arabia Saudí de ajustar su producción según las necesidades del mercado petrolero.
En la misma reunión, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Rafael Ramírez, ofreció su respuesta a Reuters a la pregunta de Naimi sobre el recorte de producción: la OPEP debe actuar porque "eso es lo que tenemos que hacer, ese es nuestro trabajo" para dar al mercado estabilidad y previsibilidad.
Ramírez dijo que Venezuela está evaluando la posibilidad de respaldar una reunión de emergencia de la OPEP, dependiendo de cómo se comporten los precios del petróleo en el primer trimestre del 2015.
Ramírez dijo que correspondería a Nigeria, el actual presidente del cártel petrolero, convocar a una reunión extraordinaria. "Es preocupante no sólo para Venezuela, es preocupante para todos los países de la OPEP", dijo.
Los productores del Golfo Pérsico no hicieron caso el mes pasado de los intentos de Venezuela para acordar un recorte de producción de la OPEP.
Los comentarios destacan la creciente división al interior de la OPEP. Los productores del Golfo Pérsico tienen abundantes reservas de efectivo para aguantar una baja de los precios, mientras que economías más vulnerables, como la de Venezuela, ya están bajo presión con un barril a menos de 100 dólares.