Con el Banco de Japón en plena expansión monetaria y el Banco Central Europeo todavía a la espera de desatar un Quantitative Easing en toda regla, la economía mundial y los mercados se han visto dominados por dos grandes factores antes de terminar el año: las operaciones monetarias de los bancos centrales y la guerra de precios del crudo que eliminado un 30 por ciento del coste del barril de petróleo.
Según explica Russ Koesterich, estratega jefe de Inversiones Globales de BlackRock, "las consecuencias no se limitan solo a las acciones: también se observan efectos en los mercados de bonos del mundo, donde continúan descendiendo los rendimientos".
La caída en el precio del petróleo y la falta de apoyo de la asociación mundial del sector del petróleo están forzando a que las compañías estadounidenses de exploración y producción de petróleo reduzcan los gastos de capital. En última instancia, esto solo provocará una desaceleración en la producción, pero no reducirá la oferta. Con el precio del petróleo estancado y una posible caída en los gastos de capital, recomendamos tener precaución respecto de las acciones y del crédito de las compañías de exploración y producción de petróleo. "Sin embargo, todavía vemos oportunidades en las compañías petroleras globales integradas, debido a sus valuaciones relativamente bajas y a sus modelos comerciales diversificados", advierte Koesterich en su último informe.
Este desplome también repercute en algunos mercados emergentes . Desde BlackRock indican que hay mejores oportunidades en los mercados emergentes de Asia, donde los importadores de petróleo de India, Indonesia y Tailandia están beneficiándose de los bajos precios del petróleo.
Además, la actividad en los bancos centrales también está repercutiendo en el rendimiento de los bonos, que continúa manteniéndose bajo, especialmente en Europa. Incluso en los Estados Unidos, a pesar de la creciente recuperación económica, la falta de una oferta de bonos ejerce una presión negativa sobre los rendimientos a largo plazo.
Una de las causas de estos bajos rendimientos en todo el mundo es la desaceleración del crecimiento económico, un fenómeno que ya alcanzó la escala mundial. Recientemente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) disminuyó de 3,9% a 3,7% su pronóstico de crecimiento del PIB mundial para el 2015. Sin embargo, incluso en los Estados Unidos (donde se ha estado acelerando el crecimiento), aún continúa cayendo el rendimiento de los bonos.
A pesar de que la semana pasada se revisó al alza el crecimiento del PIB correspondiente al tercer trimestre (a un 3,9%), el rendimiento de las letras del Tesoro de los Estados Unidos tuvo una cotización más baja. El rendimiento de los bonos a 30 años volvió a caer por debajo del 3%, mientras que el rendimiento de los pagarés a 10 años cayó por debajo del 2,2%, el nivel más bajo en un mes.
"Pese a ello, esperamos que el año próximo suban las tasas a corto plazo en los Estados Unidos, cuando la Reserva Federal comience a aumentar la tasa de los fondos federales", recalca el estraga jefe global de BlackRock. De todos modos, según indican desde la gestora más grande del mundo, es probable que el aumento general en los rendimientos se vea inhibido por los siguientes factores: 1) rendimientos bajos en el resto del mundo, lo que impulsa la compra de títulos del Tesoro de los EE.UU. por parte de extranjeros y 2) desequilibrio constante entre la oferta y la demanda.
En resumen, pese a que, probablemente, aumenten las tasas a largo plazo el próximo año, estas se mantendrán bajas en relación con los niveles históricos.
Aún así, según estudios internos de la Reserva Federal, el momento adecuado para comenzar a elevar los tipos de interés en Estados Unidos sería inmediatamente, antes de que termine el año. Según sus cálculos de optimización, realizados durante el pasado mes de noviembre, el encarecimiento del dinero debería comenzar en el cuarto trimestre de 2014 para llevar los tipos hasta el 1,4 por ciento en 2015, al 2,6 por ciento a finales de 2016 y hasta el 3,5 por ciento en 2017.