
Si a pie de calle, los estadounidenses menos pudientes todavía pelean por ganar 7,25 dólares a la hora, el salario mínimo que todavía rige a nivel federal, en Wall Street, los fondos de cobertura o hedge funds continúan amasando fortunas.
De hecho, los considerados tiburones de la calle del muro han visto como sus gestores de cartera se han embolsado alrededor de 2,14 millones de dólares este año, una subida del 8% según el informe 2015 Glocap Hedge Fund Compensation Report.
Dicha cifra, que incluye salario base más bonificaciones, se reparte entre los hedge funds con más de 4.000 millones de dólares en activos. El capital total de esta agresiva industria sobrepasó los 2,82 billones de dólares a finales del tercer trimestre de este año, el noveno récord trimestral consecutivo.
Según explicaba a la CNBC, Anthony Keizner, analista de Glocap, una firma de headhunters, "los salarios y bonificaciones de los fondos de cobertura seguirán subiendo hinchados por las comisiones y por el intento de retener talento en un momento en que la entrada de capital está haciendo este mercado mucho más competitivo".
Los bonus podrían caer un 10 por ciento
Sin embargo, no todos los inquilinos de Wall Street pueden esperar una subida en sus bonificaciones este año. Según informaba hoy el New York Times, los bonus podrían caer hasta un 10% este año, especialmente para muchos traders y mesas de inversión, según una encuesta realizada por el rotativo. Otras áreas de negocio, como la de Fusiones y Compras o entre las firmas de capital privado, las remuneraciones podrían subir entre un 10 y un 15% este año.
Las bonificaciones de fin de año han representado históricamente un gran porcentaje de la retribución anual entre las entidades financieras. Para los altos ejecutivos, estos bonus suelen ascender hasta millones y millones de dólares. Pero incluso entre algunos de las vacas sagradas de Wall Street, como Goldman Sachs, la disposición de ingresos destinada a estas primas se está reduciendo considerablemente.
Estos cambios de dinámica coinciden con la resaca de la crisis financiera y la mayor exigencia regulatoria para reducir riesgos. Las nuevas normas desalentan a los bancos a tomar parte en inversiones de riesgo, que en el pasado generaban jugosos beneficios.