Pese a que los números rojos se impusieron en las principales plazas de Wall Street, la sangre no llegó al río y no se perdieron los mínimos de la sesión anterior. En Europa sí se llegaron a perforar soportes con los descensos, aunque todo apunta a que se trata sólo de una consolidación.
La caída del precio del crudo, que marcó ayer su mínimo de tres años y los malos datos macroeconómicos presentados en Europa, que reiteran las dudas sobre la recuperación de la región comunitaria, fueron la excusa perfecta en la que se apoyaron los osos para tomar el mercado.
Este hecho provocó que algunos de los índices de la periferia hayan perforado los niveles de soporte a los que se enfrentaban, como son los 10.260 del Ibex 35, lo que "amenaza seriamente la capacidad de los alcistas de dar continuidad al proceso de recuperación de las últimas semanas", señalan los analistas de Ecotrader. Y es que no hay que olvidar que el hecho de que las bolsas periféricas no consiguieran la semana pasada marcar nuevos máximos crecientes es algo que invita, cuanto menos, a mantener la prudencia.
En EEUU, sin embargo, las caídas, más allá de dejar un tono consolidativo en el mercado, no provocaron que la sangre llegara al río. De hecho, no se perdieron los mínimos registrados durante la sesión anterior, algo que de ocurrir daría signos de ajuste del último tramo alcista.
"Las primeras pistas que apuntarían hacia un agotamiento comprador más serio del visto hasta el momento, las tendremos en cuanto veamos una jornada en la que los índices norteamericanos pierdan al cierre los mínimos de la sesión anterior", advierten estos expertos.