
La tormenta perfecta se está desencadenando sobre la cotización del petróleo. A medida que pasan los días van sucediendo nuevos acontecimientos que embravecen el temporal. Ayer fue la Agencia Internacional de la Energía (AIE) quien provocó la mayor caída del precio del barril de referencia en Europa, el Brent, desde junio de 2013.
La depreciación del oro negro superó el 2,75%, más que suficiente para pulverizar de un golpe los niveles de 88 y 87 dólares por barril, algo que no se veía desde noviembre de 2010.
Desde sus máximos del año, marcados en junio en la zona de 115 dólares, el Brent acumula un descenso del 25 por ciento. Esto significa el mayor rally bajista del crudo desde la primera mitad de 2012, en los peores momentos de la crisis del euro. De hecho, la debilidad del precio del petróleo refleja, entre otros factores, la gran desaceleración de la economía europea, que amenaza con una tercera recesión en seis años.
Tan fuerte ha sido la caída del Brent en los últimos días que durante la sesión llegó a cerrar su brecha sobre el barril de referencia en EEUU, el West Texas, hasta los dos dólares. Esto significa que el sobrecoste del petróleo en el Viejo Continente sobre el norteamericano está en su nivel más bajo en 14 meses. El barril estadounidense acumula una depreciación del 22 por ciento desde los máximos de junio, lo que le ha llevado a cotizar en el entorno de los 84 dólares.
La Agencia Internacional de la Energía publicó ayer un informe pesimista sobre las previsiones de demanda de petróleo a nivel mundial. La debilidad de la economía provocará que el avance del consumo en el conjunto del año sea el menor desde 2009, en plena recesión mundial. La organización recortó en 200.000 barriles diarios su previsión de demanda global para el conjunto del año 2014, hasta 700.000 barriles. En el foco de este recorte se encuentran las menores expectativas de crecimiento de la economía mundial que realizó la semana pasada el Fondo Monetario Internacional.
Manipulación de precios
El informe de ayer de la Agencia Internacional de la Energía se une a los intentos de un puñado de países productores de petróleo de devaluar el precio del oro negro. Tres actores protagonizan este movimiento: Arabia Saudí, Irán e Irak. Los expertos señalan que lo que buscan es devaluar el crudo con el objetivo de frenar las inversiones en fracking en EEUU.
Lo que intentan es que la caída de los precios haga que este método de extracción no sea rentable y así eliminar a un país que puede ser uno de sus principales competidores. La estrategia que siguen los tres países ha sido la de elevar la producción y reducir los precios a los que venden su petróleo.
Los estados que conforman la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) tienen una cuota de mercado en el mundo de en torno al 40%, pero están tratando de elevar su peso. Los datos de Bloomberg apuntan a que el grupo de 12 países elevaron su producción en septiembre hasta 30.935 millones de barriles al día, su mayor nivel de producción desde agosto de 2013.
Las petroleras no han sido inmunes a estas caídas y todas ellas acumulan pérdidas de doble dígito en bolsa desde los máximos del año. Entre las grandes compañías mundiales, Repsol es una de las que mejor aguanta la tormenta, con un descenso del 13%.
¿Qué pasa con la gasolina?
Mientras el petróleo sigue en caída libre, los consumidores se encuentran con que los carburantes en las gasolineras no descienden. ¿Qué es lo que pasa? En primer lugar, que el impacto del coste de la materia prima sobre el total es limitado: en septiembre fue de un 37,8% en el caso de la gasolina sin plomo y del 42,5% en el caso del gasóleo A.
El resto de factores que influyen en el precio son los impuestos (en torno a un 50%) y los costes para las empresas y el margen de beneficio se llevan el tramo restante.
Pero, si el impacto de la materia prima es un 40% del precio, ¿por qué no bajan los carburantes? A nivel internacional, el petróleo se comercializa en dólares, por lo que los países de la Eurozona tienen que cambiar sus euros para acceder a los mercados. La caída del crudo ha coincidido con una fuerte depreciación del euro, del 10%, lo que ha dejado en tablas el descenso del oro negro.