El Tesoro saca deuda a un año al 0,16%, frente al 1,13% que paga la banca de media
En la oferta comercial de depósitos continúan las caídas y cada vez resulta más difícil encontrar atractivo. Pero no es el único producto que ofrece intereses menos interesantes. El entorno de tipos bajos y los menores temores sobre España han favorecido que la búsqueda de rentabilidad también se complique en otros activos. De hecho, el rendimiento de la deuda que emite el Tesoro Público se reduce a pasos aún más agigantados. Ayer el Estado colocó letras a 12 meses a un nuevo mínimo histórico de manera que ahora los depósitos a ese mismo plazo comercializados en España ofrecen de media casi un punto más. Esto es la mayor diferencia desde marzo de 2012.
El Tesoro subastó ayer deuda con vencimiento a 6 y 12 meses por la que desembolsó un interés medio del 0,08% en el primer caso y un 0,16%, en el segundo. En el caso de las letras a un año supone un descenso desde el 0,294% que consiguieron los inversores el mes pasado con estos títulos. Muy lejos queda ya ese 5% que llegó a pagar el papel español a 12 meses durante la crisis de deuda de la periferia europea, cuando superaba incluso a aquellos depósitos extratipados en plena guerra del sector financiero por retener y captar clientes.
Pese a que ahora nueve entidades también han aprovechado agosto para recortar sus depósitos, la rentabilidad media que ofrecen estos productos en España se sitúa en el 1,13%, frente al 1,19% de julio. Con el nuevo tijeretazo, el grupo de bancos que ya ofrece menos de un 1% por su pasivo -hasta ahora liderado por Santander y Popular- cuenta ya con otros cinco miembros: BBVA, Sadadell y su filial online, ActivoBank; Bankia y CatalunyaCaixa. Otros como Bankinter o ING Direct, aunque también lo han recortado, todavía superan la barrera del 1%, ya que se sitúan en el 1,3% y 1,1%, respectivamente. Mientras que Popular-e y Barclays han optado por dejar sus rentabilidades en el 1%.
Aún existe rentabilidad real
Solo porque la inflación se situó en terreno negativo en julio -la tasa fue del -0,3%-, quien compre ahora una letra, con sus intereses en mínimos históricos, aún podrá cubrir el aumento del coste de la vida, que en definitiva es el requisito que se exige a toda inversión. Aunque para ello, el depósito se perfila como una herramienta más eficaz. Y eso que las rentabilidades que ofrecen también son las menos elevadas de la historia.
En concreto, a través de estos productos, el ahorrador no solo no perderá poder adquisitivo, sino que además ganará unos intereses reales (los que se obtienen una vez descontada la inflación) del 0,83%. Es decir, los más altos de los últimos cinco años. Por entonces, los plazos fijos rentaban un 2,21% de media según el Banco de España y el IPC (Índice de Precios de Consumo) registraba una tasa negativa del 0,24%.