El último dato de inflación publicado ayer vuelve a dar argumentos al Banco Central Europeo (BCE) para tomar medidas extraordinarias a favor de la economía de la moneda única en la reunión del Consejo de Gobierno del ente emisor de mañana. Los precios al consumo volvieron a caer en mayo en la zona del euro respecto al mismo mes del año anterior, hasta el 0,5 por ciento, frente al 0,7 por ciento de abril.
El dato viene a incrementar el riesgo de deflación, pues se aleja de nuevo del objetivo del 2 por ciento fijado en los tratados. Según los analistas, el BCE mañana podría mover ficha y reducir sus tres tipos directores -que ya se encuentran en mínimos- pero también tomar medidas específicas para alentar el crédito a las pequeñas y medianas empresas.
Según el dato de inflación adelantado publicado ayer por la oficina estadística comunitaria Eurostat, el precio de los servicios se situó en el 1,1 por ciento, pero los productos industriales no energéticos se estancaron en una inflación del 0 por ciento, frente al 0,1 por ciento en abril y la energía también se mantuvo estable, frente a la caída del 1,2 por ciento del mes anterior.
Los alimentos, las bebidas alcohólicas y el tabaco subieron un escaso 0,1 por ciento, respecto al 0,7 por ciento del mes anterior. De este modo, la inflación interanual subyacente de la zona del euro -que excluye los precios de la energía y los alimentos frescos- fue del 0,7 por ciento, frente al 1 por ciento de abril.
Resultado de todo ello, la tasa de inflación de mayo reproduce la de marzo, cuando registró su tasa más baja desde noviembre de 2009 debido a los datos de bajada de Alemania. La inflación en la primera
economía de la zona euro alcanzó su nivel más bajo el mes pasado desde hace cuatro años, con un incremento de 0,9 por ciento, frente al 1,3 por ciento de abril.
El cóctel formado por este comportamiento de los precios al consumo, los datos de paro en la eurozona y la revisión a la baja del índice PMI manufacturero de los países de la moneda única refuerzan las expectativas de que el presidente del BCE, Mario Draghi, haga realidad sus promesas de tomar medidas de política económica no convencionales.