
Hace unos días varios medios publicaron que Roberto Cavalli se plantea vender un 80 por ciento de su marca al capital riesgo. Por ahora sólo es un rumor, pero no es el único que este mes ha dado fe de que algo se está movimiento en el sector del lujo. Y si no que se lo digan a Jimmy Choo: se especula que su dueño, el holding Labelux, está en conversaciones con varios bancos para preparar su debut bursátil.
Las empresas productoras de bienes de consumo de lujo, "tras pasar por una de las crisis más graves de su historia en 2009, retomaron el camino del crecimiento y rentabilidad superior. Redujeron costes y controlaron inventarios, así que volvieron a márgenes operativos récord, con abundantes flujos de caja, sin necesidad de acudir a crédito para financiar el crecimiento", explica Caroline Reyl, gestora del fondo Pictet Premium Brands.
Quizá esas buenas credenciales explican por qué seis de las diez firmas de moda y complementos de lujo de mayor capitalización lucen una recomendación de compra. Las más claras son las de LVMH (Louis Vuitton), Swatch, Ralph Lauren y Michael Kors (MK). Precisamente MK es de las pocas que ha subido en bolsa en el convulso inicio de 2014: se anota ya un 14 por ciento.
Los emergentes, el gran motor
El año no pinta nada mal para la industria, si atendemos a las perspectivas de demanda que hay en uno de sus principales focos de crecimiento: los mercados en vías de desarrollo. Según una encuesta de hábitos de consumo y lujo publicada el mes pasado por Credit Suisse, la "intención de compra para los próximos 12 meses está aumentando en la mayoría de categorías estudiadas y en los principales mercados emergentes -excepto por las tendencias mixtas en Brasil-. La mayor sorpresa ha sido la mejora de esa intención de compra en China", afirman desde el banco.
Rusia, India, Arabia Saudí e Indonesia son otros de los países donde la demanda tiene proyección al alza y, de hecho, el estudio de Credit Suisse refleja que el 50 por ciento de los consumidores de las principales economías emergentes planean comprar marcas occidentales en los próximos meses.
Caroline Reyl destaca que "hay un rápido crecimiento de la clase media en mercados emergentes, deseosos de adoptar el estilo de vida occidental. El 45 por ciento del gasto en artículos de lujo en 2012 ya procedió de emergentes, frente a 15 por ciento en 1999 y se espera alcance 60 por ciento para 2020, especialmente en países BRIC". Es más, augura un potencial de crecimiento de la demanda de estos productos del 6 al 8 por ciento anual de 2011 a 2015.
No todos los expertos son optimistas con el sector, sobre todo en lo que respecta al corto plazo. No es extraño, si tenemos en cuenta que existen ciertos riesgos por ejemplo en regiones como Europa, como la baja inflación.
Nomura es una de las firmas que por el momento se muestra neutral y adopta con el lujo una estrategia de "esperar y ver". Pero incluso esta gestora cree que, si nos fijamos en la ratio deuda/ebitda (beneficio operativo), el lujo "tiene ahora una valoración más atractiva que la mayoría de sus homólogos dentro de la industria de consumo, y en algunos casos -como los fabricantes de bebidas, tabaco y en particular los minoristas- está cinco veces más barato". Nomura apunta que lo premium gana atractivo a estos niveles y opta por firmas conservadoras como LVMH, Richemont (Cartier, Chloé...) y Swatch.
Éstas también aparecen entre los favoritos de Credit Suisse, junto a otros clásicos como Ralph Lauren o Tiffanys. Pictet, por su parte, también elige a la popular joyería, añade empresas como Christian Dior y Michael Kors, y ha decidido vender Coach ante la pérdida de cuota de mercado de la firma.