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Draghi borra el temor deflacionista y catapulta al euro a máximos del año

La sorpresa en esta ocasión no fue la falta de medidas del Banco Central Europeo (BCE), sino la gran neutralidad del discurso del presidente de la entidad, Mario Draghi, quien pasó por la sala de prensa de Fráncfort a justificar la ausencia total de medidas. La entidad dejó sin cambios los tipos de interés en el 0,25% y la facilidad de depósito en el 0 % y volvió a repetir su hoja de ruta, "tipos en estos niveles o más bajos durante un periodo prolongado de tiempo".

La institución monetaria también revisó su cuadro de previsiones e insistió en alejar los fantasmas de la deflación: para 2014 espera un avance del IPC del 1% frente al 1,1% estimado en diciembre, "aunque este nivel aumentará progresivamente hasta alcanzar el 1,7% en el último trimestre de 2017", expuso. De caída de precios, nada de nada, en todo caso tímida moderación debida, además, a factores coyunturales: la caída de las materias primas. El banquero central expuso cómo la contribución de los precios de la energía sumaba un 1% en 2013 y en febrero de 2014, por el contrario, supuso un -0,5%.

Con las expectativas de inflación a medio plazo "ancladas por debajo, pero cerca del 2%" y unas previsiones de crecimiento que mejoraron respecto al cuadro anterior, del 1,1 % al 1,2% para este año; el Consejo de Gobierno de la entidad no pasó de discutir las posibles medidas antes de descartarlas. La ausencia total de novedades aleja un poco más la posibilidad de que el BCE tome alguna decisión en el corto plazo si el entorno económico permanece estable. "Tras la reunión reducimos el porcentaje de posibilidades de novedades desde el BCE en las próximas reuniones, salvo por una bajada acusada de las expectativas de inflación", explica el equipo de análisis de Cortal Consors. El propio Draghi reconoció que, a menos que las estimaciones del IPC empeoren de forma notable, el BCE no adoptará nuevas medidas de expansión monetaria en el corto plazo.

No hay más liquidez

Mario Draghi también rechazó una de las medidas que los expertos habían barajado en las últimas semanas: eliminar la esterilización de su programa de compras de bonos bautizado como SMP. Con este programa, el BCE adquirió 220.000 millones de euros en bonos soberanos entre 2010 y 2012, pero lo hizo de forma esterilizada: cada euro que inyectaba para adquirir deuda, lo retiraba por otra vía. Algunos analistas pusieron sobre la mesa la posibilidad de eliminar esta esterilización, pero Draghi la rechazó por completo: "Estos títulos vencen en apenas un año, por lo que la inyección de liquidez sería muy temporal y no generaría beneficios".

La neutralidad del discurso de Draghi sorprendió a los inversores, que rápidamente se pusieron largos en el euro frente al dólar, lo que llevó al cruce a marcar máximos del año en 1,38. Ante la posibilidad de ver a la moneda común especialmente fortalecida, el banquero central repitió que "el tipo de cambio no es competencia de la política monetaria", lo que dio alas a la subida.

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