Las palabras del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fueron suficientes para desatar el optimismo de los inversores con el euro. El discurso más optimista del líder de la institución monetaria fue suficiente para elevar a la divisa europea por encima de los 1,36 dólares, cota que no se veía desde febrero. Aunque Super Mario no dudó un momento en advertir de los "riesgos" que se ciernen sobre los tiernos brotes verdes de la economía de la eurozona, también reconoció que "están a la baja", al tiempo que "mejoran los indicadores de confianza publicados en el mes de septiembre".
En cuanto a la velocidad que han tomado en las últimas semanas los mercados del Viejo Continente, Draghi celebró que esta mejoría "se esté trasladando lentamente a la economía real".
Posteriormente recordó que la mentalidad todavía está abierta a ayudar a la economía con una política monetaria todavía más acomodaticia, pero era demasiado tarde. Para entonces el euro superaba ya el nivel de los 1,355 dólares y se encaminaba con paso decidido hacia los 1,36 dólares.
Draghi también reconoció que el tipo de cambio del euro no es competencia directa del BCE, a menos que tenga una influencia decisiva en la evolución de la inflación. "El presidente del BCE ha rechazado que haya un objetivo general para la moneda", explica José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, lo que puede estar detrás de la fuerte apreciación de la divisa. Esta vez "no hubo freno verbal para el euro, a diferencia de lo visto en febrero de este año", explica Marián Fernández, directora de estrategia de Inversis Banco.
A la misma hora que el banquero central italiano comparecía ante la prensa, el Senado de su país se enfrentaba a una moción de confianza para aprobar la continuidad del Gobierno de Enrico Letta. Finalmente la Cámara Alta aprobó la continuidad del Ejecutivo y se supera así un capítulo más de la crisis de la política italiana, que dio más fuerzas alcistas al euro.
Los instrumentos necesarios
A pesar de los "riesgos a la baja" que sobrevuelan a la economía de la eurozona, todavía persiste una fragmentación de los mercados financieros de los distintos países miembros que pone en riesgo una recuperación armoniosa de la región. Super Mario volvió a prometer que mantendrá su política acomodaticia con los tipos de interés "en estos niveles (en el mínimo histórico del 0,5%) o incluso más bajos durante un periodo prolongado de tiempo". De hecho, el Consejo de Gobierno de la entidad volvió a discutir en esta reunión una posible bajada de tipos, aunque finalmente se descartó. Al mismo tiempo, optaron por mantener la facilidad de depósito en el 0%.
Sin embargo, esta es una de las múltiples balas con las que cuenta el Banco Central Europeo para disparar a la economía en el caso de que sea necesario. "Estamos listos para considerar cualquier instrumento monetario para emplearlo en caso de que sea necesario, incluyendo los LTRO", advirtió Draghi. Con este programa la institución monetaria salvó del colapso de liquidez al sistema bancario europeo con una doble subasta de liquidez a largo plazo a las entidades de la región.
En los últimos meses, las entidades financieras de la eurozona han devuelto de forma anticipada los fondos de esta doble subasta de liquidez, algo que podría profundizar la fragmentación del sistema bancario del país. Draghi restó hierro al asunto al afirmar que "no se preocuparía mucho" del descenso de los niveles de liquidez, lo cual también es una muestra de la recuperación del sector financiero. Al mismo tiempo advirtió que "nadie dentro del Consejo de Gobierno quiere tener un accidente de liquidez", lo que refleja que el BCE está dispuesto a actuar en el momento en el que sea necesario. Sin embargo, la asistencia de la entidad "no puede ser una solución a la falta de capital del sector financiero". "El sector bancario necesita fortalecer su balance para asegurar un crecimiento robusto de la economía" advierte Marie Diron, estratega en la eurozona de Ernst & Young.
