
El epicentro del seísmo que se produjo de forma generalizada en el mercado fue Siria y la posible intervención militar de EEUU, pero la eurozona ya tenía tensión acumulada de por sí en los últimos días. La culpable, la crisis de Gobierno en Italia, que ha provocado, además de la correspondiente caída bursátil, la aversión al riesgo en el mercado de deuda.
Los inversores se han lanzado a vender deuda italiana en los últimos dos días. También española, pero en menor medida, lo que ha provocado que la prima de riesgo del país transalpino se haya quedado a sólo 4 puntos de superar a la española. Y el mercado no percibía mayor riesgo por parte de Italia que de España desde marzo de 2012. Así, el diferencial entre el bono italiano a 10 años y el alemán escaló 12 puntos de golpe, hasta los 261 puntos, mientras que el riesgo país de España se incrementó 8 puntos básicos, hasta situarse en los 265 puntos.
La amenaza de Silvio Berlusconi de hacer caer el Gobierno si se le expulsa del Senado -tras haber sido condenado por fraude-, ha provocado que la rentabilidad que exigen los inversores a la deuda italiana en el mercado secundario haya escalado del 4,32% al 4,45% en sólo dos días, es decir, 12 puntos básicos más de rendimiento. "En Italia se buscan alternativas si finalmente el partido de Berlusconi abandona la coalición de gobierno. Pero, ¿de verdad quiere provocar nuevas elecciones? El sentido común te dice que no. Pero es complicado que se pueda evitar la convocatoria de las elecciones para 2014. Y los mercados viven de expectativas", señala José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España.
Además de expectativas, el mercado también vive de efecto contagio. El conflicto italiano se ha reflejado en el incremento de la desconfianza en la deuda española. Los inversores también han presionado al alza el rendimiento de la referencia a 10 años, que roza el 4,5%, 4 puntos básicos más que el viernes. No será hasta el próximo 9 de septiembre cuando la Junta para las Elecciones del Senado abordará si excluye a Berlusconi de su escaño, pero el deterioro de las relaciones entre su partido (Pueblo de la Libertad, PDL) y el que representa al primer ministro, Enrico Letta (Partido Democrático) ha provocado que el dinero que está huyendo de la deuda periférica, se refugie de nuevo en la más conservadora, la alemana. La referencia a 10 años germana ofrecía una rentabilidad del 1,84% en el mercado secundario, el mínimo de las últimas cinco sesiones. Desde que comenzó la semana, las compras de deuda alemana han llevado al rendimiento a caer 8 puntos.
Tampoco la agencia de calificación crediticia Moody's contribuyó a calmar las tensiones con su visión sobre los países periféricos. La firma señala que no volverán a los niveles de PIB previos a la crisis hasta el año 2016 o 2017, entre ellos, España.
Éxito en plazos cortos
El repunte del riesgo país español tuvo que convivir con la última subasta de agosto del Tesoro. Sin embargo, en esta ocasión España salía al mercado en busca de financiación para plazos cortos: colocó letras a 3 y 9 meses y logró captar más de lo previsto. El organismo encargado de emitir deuda no sólo cumplió su objetivo -esperaba obtener entre 3.000 y 4.000 millones de euros-, sino que rebasó el máximo previsto en 166,7 millones.
Esta vez los inversores fueron menos exigentes a la hora de adquirir deuda española y, además, el apetito comprador fue elevado -la demanda superó en 4,1 veces a la oferta-. El Tesoro captó 1.106 millones de euros en letras a 3 meses, con una rentabilidad media del 0,162%, el nivel más bajo logrado en este plazo desde el mes de abril, cuando el rendimiento medio exigido fue del 0,12%, el más bajo de la serie histórica. Además, la colocación de letras a 9 meses le salió más barata, al situarse en el 1,089%, frente al 1,152% de la última vez.
También Italia emitió deuda, aunque con diferente resultado. Logró captar casi el máximo previsto (manejaba una horquilla de 2.500 a 4.000 millones y rescató 3.984 millones de euros), pero a un coste más exigente en el caso de los bonos a 2 años -subastó también bonos ligados a la inflación con vencimiento en 2018 y 2026-. La rentabilidad de la referencia con vencimiento en 2015 escaló al 1,871%, frente al 1,857% obtenido en la anterior subasta del mes de julio. "Sigue el apetito por plazos cortos, sacrificando rentabilidad. ¿Tranquilizador? Tampoco", añaden desde Citi. Y es que la mirada del mercado está fijada para más adelante, en los plazos más largos. El turno de Italia llegará mañana, cuando se prevé que subaste deuda a 5 y 10 años. En el caso de España habrá que esperar al mes de septiembre. La primera salida al mercado está programada para el 5 de septiembre.
