Hay compañías en las que la rentabilidad de su bono y la del dividendo está a menos de un punto
Pocos activos financieros están a su altura. Nadie cuestiona que los dividendos que reparten las cotizadas españolas a sus accionistas no encuentran rival en otros países y que son el mayor atractivo de nuestra bolsa. Pero el inversor que esté buscando recibir pagos periódicamente tiene más opciones, sobre todo, si quiere asumir menos riesgos. Las mismas compañías españolas que ofrecen interesantes retribuciones también cuentan con bonos que en estos momentos se acercan a la rentabilidad del dividendo. En algunos casos como los de Abertis o Ferrovial la diferencia es de menos de un punto. Incluso hay excepciones en las que el interés de la deuda supera al de la retribución.
El inversor español prefiere dirigirse ahora hacia cualquier activo en el que encuentra ingresos periódicos. "En los últimos meses, hemos podido comprobar que cada vez más clientes buscaban productos que generasen rentas regulares y nuestros estudios han confirmado esta tendencia. De acuerdo con el análisis que hemos realizado, actualmente casi la mitad de los inversores españoles se centran más en estrategias de generación de ingresos de lo que lo hacían hace cinco años y la búsqueda de rentas regulares en sus inversiones es una prioridad para el 63 por ciento", señala Bernardo Rivero de Aguilar, corresponsable de ventas de Legg Mason en España.
Para quien buscase estos pagos periódicos, hace unos meses era prácticamente imposible encontrar rendimientos superiores al 3,5 por ciento en bonos corporativos de las empresas españolas. En cambio, ahora mucha de la deuda que las cotizadas han emitido a lo largo de 2013 está cotizando a niveles más interesantes en el mercado secundario, en el que se intercambian los títulos tras ser colocados. La razón es que, al igual que con la deuda pública, ha habido ventas en la privada y cuando esto ocurre los precios caen y sube la rentabilidad que puede conseguir el inversor, lo que se conoce como TIR. En muchos casos este rendimiento, que es el que tiene que valorarse en una inversión, es superior al que se ofreció en la emisión.
Esta estampida del mercado de deuda explica que, por ejemplo, un bono a 10 años de Abertis al 3,75 por ciento -ese es el cupón anual- ofrezca ahora un interés en torno al 4,2 por ciento. Ya no dista tanto del 5 por ciento de rentabilidad por dividendo esperada para 2013. "En este caso me compraría el bono. Siempre que hablemos de empresas solventes, me decantaría antes por la renta fija", aconseja un experto en gestión de riesgos de una entidad financiera. "La rentabilidad del bono es segura mientras que la de los dividendos nunca lo es", subraya.
Es uno de los riesgos implícitos de la retribución que no se debe pasar por alto en momentos como el actual. Cada año las compañías celebran juntas de accionistas en las que pueden variar la política de remuneración en función de la situación de la empresa y la del contexto que la rodea. Es más, pueden cambiarla en cualquier instante. Solo hay que mirar cómo una de las reinas del dividendo, Telefónica, canceló temporalmente sus pagos y los retomará con un importe más moderado. Aunque hoy su dividendo suponga en torno a un 7,4 por ciento de rentabilidad, la compañía no se ha comprometido a repartir ninguna cantidad concreta en los próximos años. Sin embargo, el inversor sabe que recibirá un pago de alrededor del 4,6 por ciento cada año si compra el bono de la teleco con vencimiento en 2023 (ver gráfico).
En este caso estamos hablando de una diferencia de casi tres puntos, pero en otras compañías la brecha es menor. Los bonos a 8 años con los que Ferrovial se estrenó en el mercado de emisiones este año ofrecen en torno a un 3,8 por ciento y la rentabilidad del dividendo previsto es del 4,5 por ciento.
Aunque si hay una deuda que destaca sobre el dividendo que reparte la misma compañía es la que Abengoa lanzó en enero. Ofrece el doble de interés que su retribución. Ante su alto endeudamiento, tuvo que afrontar un coste del 8,875 por ciento por bonos a 5 años, que hoy ofrecen un 9,5 por ciento frente al 4,5 por ciento del dividendo.
En los últimos meses las oportunidades para emitir deuda se han abierto también para compañías de fuera del Ibex 35 que nunca habían salido a mercado. Prosegur protagonizó el mejor estreno, al colocar bonos a 5 años a solo el 2,75 por ciento que hoy se encuentran sobre el 2,9 por ciento. Este interés es suficiente para ser competitivo con el dividendo de la compañía, que ofrece un 2,5 por ciento. También Ence aprovechó esta vía de financiación para emitir bonos a 7 años al 7,25 por ciento -hoy están al 6,86 por ciento- mucho más atractivos que la retribución que abona a sus accionistas, situada por debajo del 3 por ciento.
Nuevo escenario para la banca
Mientras algunos emisores como Ferrovial, Abengoa, Prosegur o Ence solo tienen un bono en mercado, el financiero es uno de los sectores con más abanico de deuda para elegir, no solo la que han lanzado este año. Si lo que busca son emisiones en las que haya liquidez y, por tanto, pueda ser más sencillo vender si no se quiere estar hasta el vencimiento fíjese en las de Santander, BBVA o CaixaBank.
En la última se puede obtener un 4 por ciento de rentabilidad. Este interés encaja con quienes no quieran plazos tan largos, porque es el que ofrecen las cédulas hipotecarias a 5 años que emitió CaixaBank el pasado abril, con un cupón del 3,125 por ciento. La diferencia de estos títulos frente a la deuda senior es que cuentan con la garantía de la entidad y al mismo tiempo están respaldados por su cartera hipotecaria.
Santander también ha emitido este tipo de deuda en 2013. Su cédulas hipotecarias a 5 años están cotizando prácticamente al mismo nivel al que se colocaron por lo que el inversor solo puede cazar un 2,87 por ciento. En los bonos que vencen en 2020 tampoco es posible arañar más interés que en la emisión, pues siguen rondando el 4 por ciento.
Visto lo visto, es cierto que un bono de Santander no puede competir con la rentabilidad por dividendo del 12 por ciento que ofrece el banco. Tampoco el 3,6 por ciento en un bono a 5 años de BBVA pelea contra el 6,4 por ciento de su dividendo. Pero precisamente las retribuciones del sector se han topado con una limitación esta semana. El Banco de España ha recomendado a los bancos españoles que sus dividendos en efectivo no excedan el 25 por ciento del beneficio este año e incluso les lanzó otra advertencia sobre el pago en acciones ante la incontrolada emisión de nuevos títulos para remunerar. ¿Tendrán que bajar los dividendos las entidades que tanto se han resistido a hacerlo?
La entidad que puede salir más perjudicada es Bankinter, al ser la única que hoy paga más del 25 por ciento en métalico debido a que no emplea la fórmula del scrip dividend. El banco podría verse obligado a recortar el dividendo cerca de un 40 por ciento respecto al año pasado si no quiere recurrir al pago en acciones. Según las previsiones de Bloomberg, Bankinter podría haber elevado el pago en 2013 y distribuir 0,091 euros por acción. Pero esto supondría desprenderse del 47 por ciento de las ganancias esperadas para 2013. Si solo puede compartir con el accionista un 25 por ciento, la entidad tendría que recortar el dividendo por debajo de los 0,05 euros. Esta rebaja supondría que la rentabilidad por dividendo pasara del 3 por ciento que se espera ahora a situarse por debajo del 2 por ciento. En mercado, es posible encontrar cédulas hipotecarias de Bankinter a 5 años a más del 3 por ciento de interés.
Y luego están los bancos como Popular que, tras dejar de retribuir, la única manera de recibir pagos regulares de la entidad es mediante su deuda. El banco sí ha salido a mercado varias veces este año y lo más interesante para comprar hoy son los bonos que vencen en 2019 y que ofrecen una rentabilidad superior al 4 por ciento.
En la balanza, riesgo y rentabilidad
Ninguna de las empresas mencionadas da visibilidad a su política de remuneración al accionista más allá de un año, algo común en la bolsa española. Pero en todas las emisiones de deuda, las compañías obligatoriamente se comprometen a medio y largo plazo. Durante la vida del bono su precio y rentabilidad irán cambiando en el mercado, pero el inversor recibirá periódicamente su cupón y si se queda hasta el momento del vencimiento sabe que recibirá la rentabilidad a la que ha comprado. Es aquí donde la renta fija privada encaja con un perfil más conservador.
Los dividendos suelen ofrecer más rentabilidad para compensar el riesgo que supone estar en renta variable. Aunque se esté invirtiendo en una retribución, "hay que tener en cuenta que en mercados muy vendedores te está cayendo el principal, es decir, la acción", recuerda Teresa Gimeno, responsable de renta fija de Santander Private Banking. Por otro lado, la experta apunta a que no es lo mismo ser accionista que bonista de una empresa. En caso de impago, tienen preferencia a la hora de cobrar los bonistas. De hecho, los accionistas serían los últimos en esta lista.
Pese a que la salida de inversores en renta fija ha creado una oportunidad, muchos analistas siguen confiando en el recorrido al alza de la bolsa a largo plazo. "Aunque el mercado de bonos esté ofreciendo retornos dignos de tener en consideración, creo que una visión largoplacista me haría encaminar mis decisiones de inversión hacia la renta variable. Asumiendo mayor riesgo pero contando con la revalorización de empresas líderes de sector y el pago de sus dividendos", opina Manuel Campos, analista de Serfiex.
Hay un denominador común entre los expertos antes de comprar un bono o una acción para recibir la retribución. En ambos casos deben ser empresas saneadas. Así lo resumen desde Metagestión: "Tanto a la hora de invertir en bonos de compañías, como en renta variable para recibir el dividendo, sólo lo haríamos en entidades que generen una caja holgada y cuenten con vencimientos de deuda asumibles", expone Javier Ruiz, director de inversiones de la firma.