Hay dos clases de goles fantasmas, los que suben al marcador y no son, y los que son y no se contabilizan. Ambos tienen las mismas consecuencias positivas y negativas para quienes beneficia y perjudica. Seguramente el más conocido de todos fue el de Hurst con el que Inglaterra ganó la final del Mundial de 1966 a Alemania, que un estudio de la Universidad de Oxford treinta años más tarde desveló que no debía haber subido al marcador porque el esférico se quedó a seis centímetros de sobrepasar completamente la línea de cal.
En la memoria de los aficionados españoles está el que no dio por bueno el árbitro a Míchel en el España-Brasil de México 1986.
El paralelismo claro de los goles fantasma está siendo el pago de dividendo a través de los scrip. Una imaginativa fórmula a la que muchas compañías de la bolsa española están recurriendo para no dejar de retribuir al accionista. El problema es que el scrip consiste en remunerar con acciones de nueva emisión, y decida lo que decida el ahorrador, se encaja un gol fantasma.
Si el accionista opta por los títulos mantiene su participación y no cobra ningún pago y si escoge el dinero, diluye su participación y en los próximos pagos le corresponderá menos beneficio por título. El recurso de este cambio en la política de dividendos se ha instalado en el terreno de juego de la mayoría de valores de la bolsa española, especialmente en el sector financiero. La recurrencia que han hecho los bancos de los scrip ha provocado que desde que comenzara la crisis el Santander haya ampliado capital en un 22%; BBVA, en un 8; y Caixabank, en un 10%.
La mayoría de los inversores de estas entidades han decidido mantener su participación en el capital y no diluirse, por lo que no han cobrado los dividendos. Aunque no todo es negativo. Una lectura benevolente diría que tienen más títulos, aunque la lógica se impone y el mercado descuenta que de la tarta de beneficios que se reparten los accionistas los pedazos son más pequeños.
Sin embargo, con el scrip las entidades han anotado un gol fantasma que merece una copa. Para quien piense que la banca no deja de recibir ayudas, entidades como el Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Popular y muy puntualmente Bankinter -que sólo lo ha hecho una vez- se han recapitalizado ellas 'solitas'.