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S&P se retracta y dos años después ve estable la economía de EEUU

Standard & Poor´s, la única de las tres agencias de calificación que tuvo la osadez de arrebatar la triple A a Estados Unidos en agosto de 2011, mejoró ayer por sorpresa su previsión sobre la mayor economía del mundo a la que agració con una perspectiva "estable". Una decisión que no sólo afianza las señales de recuperación a este lado del Atlántico sino que establece nuevos cimientos para soportar el rally alcista que vive la renta variable del país desde enero.

Al fin y al cabo, ni el precipicio fiscal ni el abrupto recorte automático de gasto aprobado el pasado 1 de marzo han despeñado a la locomotora estadounidense, que continúa su camino por la senda del crecimiento mientras cumple con sus deberes fiscales, aunque de forma desordenada.

En una jornada mixta, donde los síntomas de debilitamiento de China continuaron marcando estragos y la revisión al alza del PIB nipón, correspondiente al primer trimestre del año, impulsó al Nikkei casi un 5 por ciento, parece que a Wall Street le pilló desprevenido el voto de confianza depositado por Standard & Poor´s. La agencia de calificación mantiene su nota en AA+, aunque ahora con perspectiva "estable" en lugar de "negativa"; afirmó que en estos momentos existen menos de una sobre tres posibilidades de que EEUU vuelva a sufrir una rebaja de calificación.

S&P explicó a través de un comunicado que las recientes mejoras en la recaudación de impuestos, así como las medidas adoptadas para abordar las cuestiones presupuestarias a largo plazo han mejorado el contexto económico para EEUU. Dicho esto, la agencia puso de manifiesto su preocupación sobre la capacidad de los legisladores en Washington para solventar problemas presupuestarios a largo plazo debido a la división partidista que reina en Washington en los últimos 10 años. "Creemos que la calificación de nuestra actual AA+ incluye ya factores como la menor capacidad de los funcionarios estadounidenses para reaccionar con rapidez y eficacia a las presiones derivadas de las finanzas públicas a largo plazo, especialmente en comparación con los funcionarios de otros estados soberanos con la más alta calificación crediticias, y esperamos que los debates divisivos se vuelvan a repetir de cara a elevar el techo de la deuda", matizó S&P en su comunicado.

EEUU avanza

Aún así la agencia señaló los logros alcanzados por el Congreso. No hay que olvidar que las negociaciones de último minuto dejaron expirar los incentivos fiscales para las rentas más altas, aumentando así los ingresos, pero también evitaron lo que hubiera sido una subida de impuestos general que hubiera hecho mella al consumo a corto plazo. Además, la Ley de Control de Presupuesto de 2011, que aboga por imponer recortes presupuestarios automáticos en ausencia de acuerdos bipartidistas "ha logrado un ajuste fiscal, aunque de forma manera abrupta", señaló S&P.

Sin embargo, estos elementos junto con una tímida pero constante recuperación económica y unos mayores ingresos para el gobierno provenientes de los gigantes hipotecarios Fannie Mae y Freddie Mac, han reducido drásticamente las previsiones de déficit para los próximos años. "La economía muestra un estado mucho más saludable que el año pasado por estas mismas fechas" reconocía Joseph Lavorgna, economista jefe para Estados Unidos de Deutsche Bank. Es cierto que, en la actualidad, el mercado laboral estadounidense cuenta con unas bases más sólidas. Durante los últimos tres meses, las nóminas no agrícolas han crecido en una media de 155.000, mientras que en los últimos seis meses dicha cifra asciende hasta los 194.000 empleos.

Aunque el crecimiento del PIB del primer trimestre fuera algo modesto, al situarse en el 2,4 por ciento, las ventas finales al sector privado han subido a un ritmo del 3,6 por ciento durante los dos últimos trimestres, su mejor dato desde el tercer trimestre de 2005.

La decisión de S&P supone un hecho clave para la bolsa estadounidense. Si durante el verano de 2011 su decisión de retirar su máxima calificación a la mayor economía del mundo sembró el caos y el pánico entre los ruedos bursátiles de todo el mundo, ahora la renta variable de EEUU debería sufrir el efecto contrario, es decir, seguir afianzando la tendencia alcista.

Sin embargo, Nikola Swann, principal analista de EEUU en S&P, advirtió en declaraciones a la revista Fortune, que los legisladores "podrían imponer una mayor presión a la baja en la calificación", si relajan su política fiscal sin abordar los retos presupuestarios a largo plazo. Por el contrario, para restaurar la calificación AAA en EEUU, son necesarios dos objetivos: un plan creíble para reducir el déficit a largo plazo y una señal clara y concisa de que los riesgos políticos para la economía son cosa del pasado.

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