
Ser un inversor particular y poder comprar y vender deuda pública española de manera similar a cómo se opera en renta variable ya es posible. Comienza toda una revolución en la que a través de unos clics, el minorista podrá dar órdenes a través del bróker, como ahora ocurre con las acciones de compañías.
A partir de ahora, 50 emisiones vivas de letras, bonos y obligaciones del Estado -además de 100 segregadas (strips)- se intercambian en la plataforma electrónica de negociación de renta fija de BME (Send). Se acaba así con la ausencia de un mercado secundario líquido para el particular y con la falta de transparencia en los precios.
A partir de ahora, el pequeño inversor podrá dirigirse a su entidad para dar una orden de compra o venta en la que elegirá el título sobre el que quiere operar, el precio límite y el volumen de la operación. Si después de ejecutar esa orden no hubiera contrapartida en la plataforma, el inversor también fijará una fecha de vigencia máxima.
El particular podrá operar a través de 33 entidades participantes, aunque aún no se conoce cuántas han diseñado ya esta posibilidad de que el inversor introduzca las órdenes online.
Otra de las novedades es que el particular tendrá acceso a los precios de cotización de diferentes títulos que se estén negociando en la plataforma a través de la web.
¿Por qué es un paso adelante?
Dar acceso al minorista al mercado secundario implica una revolución porque hasta ahora solo podía adquirir títulos acudiendo al Banco de España, a la entidad de la que fuese cliente o mediante la web del Tesoro Público.
Y ninguna de estas tres opciones le permite conocer de forma inmediata a qué precio compra la deuda del Tesoro, lo que significa que, hasta ahora, el minorista siempre ha comprado deuda pública al precio que marca la entidad a la que remite su orden, que no siempre coincide con el nivel más barato -lo más habitual, si se hace a través del banco, es que éste destine los títulos comprados a menor precio a las carteras de los fondos que comercializa con visos a mejorar sus rendimientos-.
Y eso, sin tener en cuenta el paso adelante que supone para el particular poder desprenderse de letras o bonos antes de vencimiento. "Queremos facilitar las condiciones al inversor minorista y que haya liquidez para deshacer posiciones", explicó Íñigo Fernández de Mesa, secretario general del Tesoro Público. Esto supone que desde ahora el pequeño inversor pueda, por ejemplo, comprar un bono a una década y venderlo a los dos años para ganar con la diferencia de rentabilidades a las que cotice.
La expectativa es que en el Send se intercambien en torno a 4.000 millones de euros. En Italia, ya existe esta plataforma y "se negocian más de 1.000 millones de euros diarios", apuntó Antonio Zoido, presidente de BME.
Diversificar
Esta iniciativa se enmarca dentro de la estrategia del Tesoro de diversificar la base inversora de la deuda pública española. No obstante, el secretario del organismo emisor reconoció que "el inversor insitucional seguirá siendo la principal fuente inversora".
Fernández de Mesa recordó que el particular solo tiene un 0,84% de toda la deuda pública en circulación. El porcentaje sube al 3% -unos 19.000 millones- si se incluyen empresas no financieras. "La tendencia ha sido decreciente desde los años 90, en los que la tenencia de particulares alcanzaba el 10%", señaló.