Dos rasgos se suelen destacar del carácter japonés: su conservadurismo y su sentido militar de la disciplina. Con esos factores de contra, hizo historia Haruhiko Kuroda en su primera reunión como nuevo gobernador del Banco de Japón (BoJ). Además, la comunidad de analistas se mostraba escépticos con su capacidad de llevar adelante el ambicioso objetivo de fabricar un 2% de inflación en dos años que le encomendó el primer ministro Shinzo Abe.
Pero no sólo ha conseguido cubrir objetivos, sino que con las decisiones aprobadas el BoJ Kuroda ha hecho historia al añadir al concepto de cuantitative easing (estímulo cuantitativo) empleado por la Reserva Federal de EEUU en los últimos años el de cualitative easing, estímulo cualitativo, al echar mano de herramientas adicionales con las que incrementará el gasto mensual hasta 7 billones de yenes (57.000 millones de euros) frente a los 3,4 billones que se estaban gastando actualmente.
Lo que más ha sorprendido al mercado ha sido la voluntad del BoJ de duplicar en dos años la base monetaria actual mediante compras de papel moneda equivalentes a entre 60 y 70 billones de yenes al año (en torno al medio billón de euros). El incremento del circulante del BoJ es para Miguel Ángel Rodríguez, analista de XTB, "una señal clarísima de que van a por todas y además van a empezar ya" porque otro de los logros de Kuroda ha sido adelantar para ahora el programa de compra de activos previsto para iniciar en 2012. Además, la institución monetaria ha asignado una partida anual de un billón de yenes (8.130 millones de euros) a la compra de ETF y otros 30 billones de yenes (243.902 millones de euros) al año para REITS (activos inmobiliarios).
En el lado cuantitativo, Kuroda ha ampliado las adquisiciones de deuda -hasta ahora restringidas a bonos hasta tres años- hasta papel a 40 años, programa para el que se van a destinar 50 billones de yenes (406.000 millones de euros) al año.
"De alguna forma [Kuroda] ha demostrado que en la primera reunión ha hecho más de lo que esperaba el mercado, ha sido un auténtico despliegue de medios" señala Marián Fernández, directora de estrategia de Inversis, quien califica a estas maniobras de "golpe de efecto" y las valora positivamente. Lo que más ha sorprendido a Fernández es la cuantía de las medidas, "mucho más de lo esperado", y la prolongación de los vencimientos de la deuda hasta un horizonte de tan largo plazo como son los 40 años. No son los únicos aspectos valorados por otros analistas; Nathan Gibbs, experto de Schroders en renta variable japonesa, señala que "una de las razones de la positiva reación fue el hecho de que los nueve miembros del consejo fueron casi unánimes en su apoyo a los cambios anunciados, con sólo un disidente en algunos temas concretos", hecho que sugiere a ojos de Gibbs "un cambio real de mentalidad dentro del BoJ".
¿El 2%, un objetivo realista?
El Nikkei celebró el agresivo paquete de medidas con una subida del 2,2%, cerrando en máximos anuales. Más llamativa fue la reacción de la divisa. La perspectiva de un yen débil desencadenó las ventas: cedió un 3,32% contra el dólar, hasta 96,13 yenes, y otro 3,55% en su cruce contra el euro, hasta 123,79 yenes. Se trata de las mayores caídas en un día desde el 28 de octubre de 2008 y 24 de noviembre de 2008, respectivamente.
Pero los expertos siguen creyendo que será difícil alcanzar el objetivo de inflación. "Temporalmente, unido a las medidas fiscales expansivas, puede llevar la inflación al alza en 2014 hasta niveles del 1,5% o algo más. Pero, no estoy seguro que sean consolidables", valora José Luis Martínez desde Citi. "Pensamos que podría ser un éxito quedarse a medio camino del objetivo" afirma Victoria Torre desde Selfbank. El experto de XTB cree que el BoJ sí lo logrará, pero matiza: "Otra cosa es que tengan problemas, como crear demasiada inflación"
El lado negativo de un yen más débil es el endurecimiento de la guerra de divisas. "La devaluación forzada de una divisa conduce al peligroso juego de empobrecer al vecino, y los riesgos de represalias pueden ser importantes", apunta la experta de SelfBank, que señala como contendientes a Brasil y Rusia.