Se podría decir que fue un día anodino en los parqués estadounidenses: en ausencia de la publicación de datos macro de relevancia -sólo se dieron a conocer el índice de optimismo de las pequeñas empresas y el número de contrataciones en enero, ambos positivos-, los inversores recogían beneficios en un Wall Street que muchas voces empiezan a calificar como "sobrecomprado".
El Dow Jones subió un 0,02%, el Nasdaq cayó un 039% y el S&P 500, que en la sesión del lunes cerró a 10 puntos de su máximo histórico, perdió un 0,24%. La clave estuvo en el repunte del VIX, el índice que mide el miedo de los inversores estadounidenses. rebotó un 11,51%, hasta los 12,89 puntos, desde sus mínimos de febrero de 2007.
Apatía en Wall Street
Los inversores ni siquiera reaccionaron al ajuste presupuestario del republicano Paul Ryan, presidente del Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes. Ryan pretende recortar en diez años 4,6 billones de dólares aplicando recortes principalmente en la partida destinada a la sanidad, el famoso programa Medicaid.