Bolsa, mercados y cotizaciones

El consumidor de clase media dará el gran paso adelante que China necesita

El cambio de Gobierno en el 'gigante asiático' dará paso a una década de mayor pragmatismo en el que el consumo interno será el gran protagonista.

El buen líder sabe lo que es verdad; el mal líder sabe lo que se vende mejor", aseveraba el filósofo chino Confucio. Una máxima que deberían tener muy en cuenta los miembros del nuevo politburó del Partido Comunista Chino (PCCh), reunido en su 18º Congreso desde el pasado jueves, 8 de noviembre. Una vez cada diez años, los miembros de la alta cúpula del partido se reúnen para elegir a su nuevo líder y trazar las líneas maestras de las políticas del gigante asiático para la próxima década.

En esta ocasión es otra de las lecciones de Confucio la que rige la reunión: "Aquel que sabe cuánto basta, siempre tiene bastante", en alusión a los casos por corrupción que han apartado bruscamente del poder a Bo Xilai, uno de los favoritos para sustituir al actual primer ministro Hu Jintao, al ser implicado en un escándalo por soborno y abuso de poder en el que también está implicada su mujer por asesinar a un empresario británico. Por el momento, lo único seguro es que los viceministros del Gobierno actual Xi Jinping y Li Kequiang sustituirán respectivamente a Hu Jintao como presidente de Estado y a Wen Jiabao como primer ministro.

China llega a este congreso crucial en un año en que la tasa de crecimiento a la que había acostumbrado al mundo el dragón asiático ha caído hasta niveles del 7,7 por ciento en 2012 y del 8,1 por ciento en 2013, haciendo saltar las alarmas sobre una caída brusca o hard landing que podría afectar a la economía global. "La gente está tan negativa debido a la transición política, porque está siendo mucho más severa de lo que se esperaba", declara la gestora experta en China de Threadneedle, Gigi Chan. "En marzo, todo el mundo estaba esperando una solución para junio pero ha habido cambios debido a actos criminales, los casos de corrupción han recibido un castigo muy duro. Todo esto ha provocado un retraso en el Congreso del PCCh y, a su vez, retrasos en las políticas de gasto público y en el gasto corporativo", añade. Chan señala que, la consecuencia de esta cadena de retrasos se ha reflejado en una visión negativa "en las bolsas, que ahora están mejor valoradas". La gestora es optimista: "Estamos en un punto de inflexión en el ciclo, la gente está muy positiva o muy negativa y las reacciones son muy extremas. El crecimiento no está cotizado en el precio". Las bolsas chinas reflejan esta contradicción: el CSI 300 cede un 4,3 en el año, mientras el Hang Sheng se anota un 17 por ciento.

Más crítico se muestra Didier Borowski, estratega de Amundi, que considera que este evento "no tendrá impacto" en nuevas políticas en el corto plazo aunque señala que "aunque no esté claro qué autoridades chinas serán las elegidas, estas van a tener un acercamiento muy pragmático en sus planteamientos sobre inflación y tasa de empleo".

El gran salto adelante

La opinión mayoritaria es que habrá fuegos artificiales una vez sea efectivo el cambio de Gobierno. Un cambio también histórico por su componente generacional, pues representa la transición del político venido del campo y nacido en familias de clases humildes al político tecnócrata, educado en las mejores escuelas de negocios.

Por el momento, el Banco Popular de China (BPCh) se ha visto obligado a emprender una serie de medidas para enfriar progresivamente el crecimiento económico de la nación, evitando que se desplome bruscamente (el famoso hard landing). Aunque la difícil situación en Occidente haya recordado a China que no está sola, obligándola a recortar por primera vez desde 2008 sus tipos de interés hasta en dos ocasiones, hasta el 6,24 por ciento, para mejorar algunos datos macros que arrojaban cifras alarmantes. Para contrarrestar, las autoridades del país han tomado medidas para incentivar la economía doméstica -dentro del contexto del 12º Plan Quinquena-, como el megaplan de fomento de las infraestructuras, que incluye entre otras cosas la construcción de hasta 70 líneas de metro. "En la transición a un crecimiento más restringido, el plan de gasto público en infraestructuras es muy positivo" señala Tad Felter, especialista de producto en Brandywine, filial de Legg Mason.

Dentro de la batería de medidas a disposición de la autoridad monetaria china también ha cobrado protagonismo el calentamiento de la divisa, el renmimbi, que en los últimos meses ha ido avanzando a velocidad de crucero hasta alcanzar el 31 de octubre su mayor cambio desde 1994, los 6,2373 yuanes por dólar. El yuan lleva intervenido desde 1993, en niveles bajos adrede contra el dólar para fomentar la competitividad de la economía china y una financiación a menor coste a través de una divisa débil.

Este fortalecimiento de la moneda es otro peldaño más que China debe subir para su conversión en una economía plenamente desarrollada. "Es prematuro hablar de que China sea una economía desarrollada, porque su PIB per cápita no es el de una economía desarrollada" explica Chan. "Se está subestimando el potencial del mundo rural, y no hay que olvidar que sigue siendo un estado comunista. Antes no había bienes de consumo, y por tanto el consumidor no podía elegir, venimos de una base muy baja. El crecimiento ha sido tan fuerte porque la evolución hacia la cultura de consumo de varias generaciones en países capitalistas ha pasado en sólo diez años. Muchas cosas son nuevas, posiblemente este crecimiento se esté desacelerando pero no va a terminar", concluye la experta de Threadneedle. Daragh Maher, estratega de HSBC, señala que, según las previsiones de su banco, "las economías emergentes serán mucho más dominantes en los próximos 40 años. Y por supuesto, el papel del consumidor emergente va a ser muy importante". "Si tienes mayor clase media habrá mayor nivel de consumo y se rebajará el modelo de exportación. No puede exportar todo el mundo, porque alguien tiene que importar", añade Maher. Un tercer apunte: "China ya no necesita crecer al 10 por ciento. Su demografía más la caída del éxodo rural reflejan un mercado laboral más equilibrado", declaró Didier Saint-Georges, miembro del comité de inversión de Carmignac, en una reunión con clientes y medios españoles en octubre.

Las palabras de estos expertos dan la clave: el estímulo al consumo a través del acceso de la población a la clase media con mayores derechos y mejores perspectivas económicas -lo que implica emprender una gran reforma social-, en un contexto de fuerte control de la natalidad, es el gran salto adelante que China tiene pendiente. Quizá no sería aprobado por Mao Zedong, pero es imprescindible para sostener el vuelo del país, máxime teniendo en cuenta que es líder de crecimiento en la región Asia-Pacífico.

Medidas por venir

Una de las medidas favoritas del BPCh en 2011 para el control de la inflación fue la alteración del ratio del coeficiente de caja -actualmente en 20 puntos básicos-, que regula la cantidad exigida como reserva a los bancos para conceder créditos y préstamos sin deteriorar su solvencia, controlando así la cantidad de dinero en circulación.

A finales de 2012, no parece que esa herramienta guste tanto. "En las últimas semanas, el Banco de China ha gestionado una inyección masiva de liquidez para contrarrestar las últimas subastas de deudas, ofreciendo una inyección de 630.000 millones de yuanes al mercado interbancario durante tres semanas desde mediados de septiembre", explica Qi Sun, experto de AXA Investment Managers, para quien el efecto de esta operación "fue el equivalente a un recorte de 75 puntos básicos en el coeficiente de caja". Qi asevera que, "dada la corta duración de la operación, el BPCh debe confrontar un riesgo de refinanciamiento o finalmente recortar el ratio de reservas si las necesidades de capital crecen". En este sentido, el sector financiero chino es junto con el inmobiliario el que acapara más atención de inversores, gestores y analistas de todo el mundo. En opinión de Caroline Keen, gestora del BNY Mellon Asian Equity Fund, "la liberalización del sector bancario es un proceso esencial para el futuro del país pero, dado el elevado grado de complejidad del sistema financiero chino, será un proceso largo y difícil".

Desde AXA valoran que las medidas financiera adoptadas por el BPCh forman parte de "un ajuste de la política monetaria que favorece la captación de financiación para sostener el crecimiento económico, con la implicación de que ahora no se desean señales de políticas más fuertes". Asimismo, los expertos de la firma creen que la "correcta interpretación" de las últimas acciones del BPCh es que "es una parte de una estrategia de gestión activa de la liquidez dirigida a realzar la transmisión de políticas monetarias sin elevar explícitamente la especulación de que esté en marcha una política agresiva de estímulo cuantitativo". Es decir: que nadie espere que China acuda a salvar al resto de economías, como hizo durante la quiebra de Lehman. Lo corroboran desde Bank of America Merrill Lynch: "Es improbable que Pekín anuncie ningún paquete de estímulos tipo big-bang como reminiscencia del paquete de estímulo a finales de 2008, pero esperamos de Pekín que sea más agresivo acelerando la puesta en marcha de nuevos proyectos y la construcción de otros ya existentes".

Dónde invertir

En este contexto de alta complejidad e incertidumbre, la pregunta clave es: ¿la economía china todavía tiene margen para caer? "Los últimos datos procedentes de China son consistentes con la visión de nuestros economistas de que la economía está tocando fondo. La reciente mejora del MSCI China también sugiere un periodo de mejores flujos informativos macro de China", afirman desde Morgan Stanley, que confía en una recuperación económica y sugiere que los mejores sectores donde posicionarse para aprovecharla son "bancos, energía, inmobiliarias y tecnologías" en Asia, con valores como ICBC, CNOOC, China Railway Construction o Lenovo. Para quien prefiera invertir a través de multinacionales presentes en el país, aconsejan fijarse energéticas y metales industriales (Vedanta, Rio Tinto, BHP Billiton) en Europa y en industriales, metales industriales "y una selección de valores en tecnología y consumo discrecional" (Google, Walt Disney, 3M) en EEUU.

En España, la solución más pragmática para el inversor medio es comprar un fondo de inversión o un ETF invertido en China. El fondo más alcista y con la máxima calificación de Morningstar (cinco estrellas) es el JKC Fund LFP JKC China Value GP USD, de la gestora La Française. Inverte exclusivamente en bolsa china, y los sectores que más ponderan en su cartera son el inmobiliario, el farmacéutico e industria. Presenta una rentabilidad superior al 23 por ciento en el año y del 11,45 por ciento anualizada a tres años. Otros fondos de renta variable china interesantes para el inversor son el Pioneer Fds China Eq I USD ND o el BBVA Bolsa China FI, con rendimientos superiores al 15 por ciento en el año, y dentro de renta fija brillan el AB RMB Income Plus A2 y el DWS Invest China Bonds A2, aunque estos dos últimos carecen de rating Morningstar (ver gráfico).

En ETF, los mejores en 2012 son el HSBC MSCI China ETF y el db x-trackers MSCI China TRN Index 1C, ambos con alzas superiores al 18 por ciento. También interesan el Lyxor ETF China Enterprise (HSCEI) A y el iShares FTSE China 25 (IE), cada uno con tres estrellas y también positivos a tres años.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky