
En la última centuria, siempre que se han celebrado unas elecciones en época de crisis ha habido un cambio de partido político en el poder. Sólo Calvin Coolidge y Harry S. Truman escapan a esta regla.
Que la evolución de la economía durante los meses previos a las elecciones es un factor determinante para el desarrollo de los comicios en EEUU es algo más que evidente y de sobra conocido por la mayoría de los candidatos a la presidencia. Una muestra de ello es la positiva evolución que han registrado los últimos datos macroeconómicos en el país norteamericano y de los que ya se ha apresurado a presumir el actual presidente del país Barack Obama.
Sin embargo, la correlación entre economía y elecciones puede ir más allá y dar lugar a un cambio de Gobierno. Y es que, al revisar los resultados electorales de los comicios celebrados en época de recesiones económicas en el país norteamericano, se pueden atisbar algunos paralelismos que pueden resultar más que preocupantes para el presidente del país en el cargo.
De hecho, en los últimos cien años -concretamente desde las elecciones del 5 de noviembre de 1912- la gran mayoría de ocasiones que han coincidido en el mismo año unos comicios electorales a la presidencia con un periodo de recesión económica, han dado como resultado un cambio de signo en el partido político de quien ocupa el Despacho Oval en la Casa Blanca. Así ocurrió en las elecciones celebradas en los años 1912, 1920, 1932, 1960, 1980 y 2008.
Este paradigma tiene en Roosevelt y en Reagan a sus más fieles ejemplos. En las elecciones en las que ambos lograron acceder al poder no sólo hubo un cambio de partido político en la Casa Blanca. Ambos presidentes accedieron al poder en un periodo de recesión económica tras dejar a sus predecesores -Herbert Hoover y Jimmy Carter, respectivamente- sin opción a desempeñar un segundo mandato a pesar de haberse presentado de nuevo como aspirantes al cargo.
Excepciones a la regla
En el desarrollo de este centenar de años, sólo se pueden encontrar dos casos que representen una excepción a la norma antes mencionada. Se trata de los casos de Calvin Coolidge y de Harry S. Truman, presidentes que lograron ganar las elecciones y sustituir en el cargo a sus compañeros de partido. Fue en los comicios de 1924 y 1948. No obstante, hay que mencionar que en los mandatos previos a los que desempeñaron estos presidentes, se produjo la defunción en el cargo de la persona que ocupaba el sillón presidencial antes de los comicios.
Así, el republicano Coolidge accedió al cargo en 1923, sustituyendo a su compañero de partido Warren G. Harding en el cargo. La muerte de su predecesor le dejó un primer mandato de 16 meses, que fue renovado tras ganar los comicios celebrados el 4 de noviembre de 1924 en los que derrotó al candidato demócrata Davis.
El caso de Truman fue similar. Tras haber permanecido un primer mandato en la presidencia al ser designado sustituto de Roosevelt después de su muerte, el candidato demócrata revalidó su cargo en las elecciones de 1948 derrotando así al republicano Dewey a pesar de la crisis que golpeaba al país.
Obama aún puede tener fe
Si bien es cierto que los datos macroeconómicos presentados por la Administración Obama en las últimas semanas hacen presagiar una mejora de la situación económica, también lo es que a principio de año el estado de la economía no era tan halagüeña, por lo que esta correlación entre crisis y reelección también podría darse en las elecciones de mañana en el caso de que el NBER decida que hay recesión.
Sin embargo, pese a todo aún hay esperanzas para confiar la reelección de Barack Obama como presidente de EEUU. Por un lado, el fuerte vinculo entre economía y elecciones en EEUU también se hace evidente en otros ámbitos, como por ejemplo el desempleo. Y en este sentido, Obama sacó el pasado viernes un as de la manga que hasta hace unos meses tenía guardado: el desempleo.
Así, durante el mes de octubre el número de puestos de trabajo creados en EEUU ascendió hasta los 171.000 empleos por los 125.000 que esperaba el consenso de analistas que recoge Bloomberg, lo que sitúa la tasa de paro en el 7,9%, es decir, por debajo de la cifra límite del 8%.
Y es que, en la historia del país norteamericano, no se ha dado ningún caso de reelección en el cargo de presidente después de haberse dado una tasa de desempleo superior a esta cifra, lo que hubiera dejado al actual mandatario en una situación comprometida. Además, tampoco hay que olvidar que en favor del actual presidente juegan los datos desprendidos de los sondeos electorales, que a lo largo del año 2012 le han dado como vencedor de los comicios, algo que también parece ser clave para el desarrollo del resultado final de las elecciones en EEUU. De hecho, según apuntan los analistas de Citi, siempre que un candidato se ha visto por delante de su rival en las encuestas a lo largo del año, éste ha acabado siendo reelegido como presidente.
National Bureau of Economic Research, el 'señor de la crisis'
La oficina nacional de investigación económica, NBER por sus siglas en inglés -National Bureau of Economic Research-, no define el término 'recesión económica' como una consecución de dos trimestres seguidos con caídas del PIB real, como se hace tradicionalmente en el Viejo Continente y en otras zonas geográficas del mundo, sino que califica este término como una "disminución significativa de la actividad económica en su conjunto", que se prolonga durante "más de unos pocos meses" y que se hace patente en numerosos aspectos de la economía, como el PIB real, el ingreso de los hogares, la tasa de desempleo, la producción industrial y las ventas al por menor. Por ello, las fechas de inicio y fin de los periodos de recesión propuestos por el organismo estadounidense no coinciden en algunas ocasiones con los descensos acusados en el dato de PIB real, y por ello también nunca se hace eco de las épocas de crisis en el momento presente, como ocurre en Europa, sino a posteriori, es decir, cuando ya ha pasado cierto tiempo de su acaecimiento.