Bolsa, mercados y cotizaciones

Wall Street, en máximos de 2007, anima las alzas en la bolsa europea

La atonía se había apoderado de la semana pese a algunas citas de calado como la reunión del Banco Central Europeo (BCE), las subastas de deuda en Europa o el buen dato de actividad manufacturera en EEUU. No quedaba apenas rastro de movimiento en los mercados.

Hasta el viernes. Fueron las cifras relativas al empleo estadounidense las que dieron el impulso final para que el Dow Jones rompiese sus resistencias alcanzando máximos del año y sus niveles más altos desde finales de 2007 y empujando a las plazas del Viejo Continente a cerrar definitivamente la semana con alzas; la del Ibex 35, del 3,19 por ciento.

Los inversores decidieron esperar al viernes para conocer los datos que más amenazan ahora a la recuperación de la economía americana, ante la falta de grandes novedades a este lado del Atlántico. Los alcistas tuvieron el camino libre para llevar al Dow Jones a máximos en los 13.610,15 puntos, mientras que el S&P 500 se quedó tan sólo a un 0,33 por ciento de lograrlo, una vez que el Departamento de Trabajo de EEUU reveló que la tasa de paro descendió en septiembre hasta el 7,8 por ciento. ¡Es su nivel más bajo desde enero de 2009! El desempleo retrocedió desde el 8,1 por ciento de agosto y frente al 8,2 por ciento esperado. "Interesante este dato cuando se produce un aumento de la población activa de 418 millones de personas en septiembre", valora José Luis Martínez, estratega de Citi en España. Lo que sí estuvo en línea con las expectativas fue la creación de empleos, con 114.00 puestos nuevos.

Los datos se conocieron justo un día después de que la Reserva Federal (Fed) publicase las actas de su última reunión, en las que transmitió que seguirá interviniendo si el empleo no mejora. "Si las perspectivas sobre el mercado laboral no mejoran sustancialmente, la Fed podría seguir sus compras de deuda hipotecaria, emprender la adquisición de otros activos y usar otros instrumentos como lo considere adecuado hasta que tal mejoría se produzca en un contexto de estabilidad de precios", expuso la institución.

Ese mismo día, el presidente del BCE, Mario Draghi, recordó en la reunión mensual del banco central -en la que mantuvo sin cambios el tipo de interés oficial del dinero en el 0,75 por ciento- que están "preparados" para poner en marcha la compra de deuda. Ahora bien, también enfatizó que es necesario que antes cada Gobierno de el paso de solicitar el rescate. Esas palabras iban principalmente dirigidas al Ejecutivo español, que días después de anunciar los Presupuestos desmintió el martes que no será algo "inminente". Por su parte, el Eurogrupo compartió esta opinión el viernes.

La celebración en el Viejo Continente

Aun sin rescate a la vista por el momento, el principal indicador de la bolsa española subió un 3,19 por ciento en esta primera semana de octubre, hasta los 7.954,4 puntos, gracias al alza del 1,81 por ciento que se apuntó en la última jornada arropado por las compras en Wall Street. La resaca de los resultados de los test de estrés de la auditora Oliver Wyman del viernes anterior no se le atragantaron al Ibex ni siquiera a comienzos de semana. Sólo los títulos de Popular fueron castigados en el parqué -perdieron un 12 por ciento-, después de que la entidad anunciase una ampliación de capital de 2.500 millones para afrontar las necesidades de capital de 3.223 millones señaladas por la auditora.

La subida del Ibex fue similar a la de otros indicadores europeos. El EuroStoxx 50 se apuntó un 3,14 por ciento, el Cac 40 avanzó un 3,05 por ciento y el Dax 30 alemán, un 2,52 por ciento. El mayor salto esta semana llegó de la mano italiana, con una subida en el Ftse Mib del 5,17 por ciento.

Comprando más tiempo

Pese a que el Gobierno de Mariano Rajoy sigue eludiendo pedir ayuda al fondo de rescate, la impaciencia que mostró el mercado a finales de septiembre -cuando el diferencial con Alemania llegó a alcanzar los 460 puntos- se apaciguó durante esta semana. La prima de riesgo española incluso descendió en las últimas cinco sesiones, de los 450 a los 417 puntos con los que cerró el viernes. Esta caída se debió, en parte, a la relajación de la rentabilidad del bono española a 10 años hasta el 5,69 por ciento, desde el 5,94 por ciento con el que cerró la semana anterior.

España compra así un poco de tiempo. Y es que dejando a un lado que se dilate la petición de ayuda, el mercado tuvo motivos para mantener la calma. Para empezar, el Tesoro Público logró captar casi los 4.000 millones de euros que pretendía con una subasta de bonos a 2, 3 y 5 años. Y lo importante: en dos de estos tres tramos pagó menos intereses que en emisiones anteriores de las mismas características. El otro clavo al que se agarró la deuda es que la agencia de calificación Moody's retrasó su inminente revisión de la nota del Reino de España, prevista inicialmente para septiembre y ahora aparcada para decidirse a lo largo de octubre.

El que no perdió el tiempo fue el euro. Aprovechando los datos del viernes, se asentó por encima de los 1,30 dólares; la semana pasada un euro sólo compraba 1,286 dólares. Esos mismos datos macroeconómicos, que alentaron el apetito por el riesgo, frenaron la escalada del oro, que después de subir el jueves hasta máximos de febrero y rozar los 1.800 dólares, ayer retrocedió a 1.783 dólares.

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