El aguante tiene un límite. Si Wall Street había salvado su primer match ball el martes, ayer cayó claramente derrotada en el segundo. Los índices norteamericanos sufrieron un duro castigo anoche y esto podría provocar un importante hueco bajista en la apertura europea.
La caída fue muy importante: el Dow Jones bajó el 1,09%, el S&P 500 se dejó idéntico porcentaje y el Nasdaq volvió a abrir el camino bajista con un batacazo del 1,81%. Lo más grave no es la caída en sí, sino que con ella el Nasdaq 100 (el selectivo de la tecnología en EEUU) perforó los mínimos anuales marcados en la corrección de junio.
Presentar máximos y mínimos decrecientes, como hace este índice, se llama tendencia bajista, independientemente de todos los argumentos fundamentales y de todas las figuras de análisis técnico. Recuerden que en mayo la ruptura bajista del tecnológico anticipó el desplome general de todos los mercados. Ahora podría ocurrir lo mismo.
Ayer sobraron las explicaciones para la debacle de Wall Street. El riesgo geopolítico, que había sido pasado por alto el martes con los atentados de Bombay, se hizo demasiado grande para ignorarlo, con el bombardeo de Líbano por Israel (que puede extenderse a Siria) y el rechazo de Irán a las propuestas de la ONU (que llevará el caso al consejo de seguridad).
Si a esto sumamos nuevos problemas para los gigantes tecnológicos, apaga y vámonos. Microsoft fue multado ayer con 280 millones de euros por la Comisión Europea por no cumplir su condena por prácticas monopolísticas; el valor cayó el 2%. JP Morgan rebajó su recomendación sobre IBM y UBS hizo lo mismo con Dell, lo que desató caídas del 1,3% y del 4,4%, respectivamente.
Para completar el panorama, el déficit comercial en EEUU volvió a crecer, aunque menos de lo que se temían los analistas. Esto se tradujo en un rally del dólar, que llevó al euro por debajo de los 1,27 dólares. La subida fue mayor frente al yen, pese a las expectativas del consenso de que el Banco de Japón suba los tipos el viernes por primera vez desde 1990.
El terremoto se extendió a otros mercados, en especial a las materias primas. El petróleo recogió la tensión en Oriente Medio y también la mayor caída en las reservas semanales de EEUU en lo que va de año: el barril subió hasta 74,95 dólares. El oro volvió a ejercer de refugio y alcanzó su nivel más alto en más de un mes, 651,2 dólares. La deuda, sin embargo, subió ligeramente en precio, con lo que su rentabilidad bajó al 5,09%.