Las entidades acaparan 184.511 millones, el 32,3% del volumen total que hay en circulación. Los extranjeros reducen su presencia y poseen 87.000 millones menos que a finales de 2011
La deuda española cambia de manos. La extraordinaria política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y la desconfianza generada por la crisis son los principales catalizadores del espectacular vuelco que está sufriendo este mercado en 2012. A su rebufo, dos grandes tendencias contrapuestas. Por un lado, el creciente protagonismo de los bancos nacionales, que ya atesoran casi uno de cada tres euros del volumen que hay en circulación, prácticamente el doble que a finales de 2011; y por otro, la retirada de los inversores extranjeros, que han rebajado su exposición a la deuda española de manera significativa a la espera de que se esclarezca el panorama de las finanzas públicas.
Según datos del Banco de España, en los siete primeros meses de 2012 las entidades españolas han pasado a acaparar 184.511 millones de euros en deuda emitida por el Tesoro Público, el 32,3% de los 570.691 millones que había en circulación en ese momento. Estas cifras representan un salto sustancial con respecto a los registros de finales de 2011. Entonces, la cantidad se situaba en los 94.378 millones de euros, que conducía a un 16,9% del total. Dos comparaciones adicionales refuerzan esta tendencia: a finales de 2010, las entidades poseían 63.053 millones (el 12,4%) y antes de la crisis, a finales de 2006, atesoraban 16.055 millones (el 5,7%).
El protagonismo de las entidades españolas aumenta por dos motivos. El primero, la inercia de la situación actual, puesto que con los extranjeros en retirada, la presencia de los bancos crece automáticamente solo con mantenerse en el mercado. Y el segundo, el propio interés de las entidades, a las que les conviene acudir a las subastas por distintas razones. Una de ellas reside en que la deuda española representa un camino sencillo -aunque no exento de peligros- para rentabilizar el dinero obtenido en las operaciones de financiación del BCE, que están vinculadas a un precio oficial del dinero que ahora se encuentra en el 0,75%.
Pero hay más. "A los bancos nacionales les viene bien comprar deuda española porque así cuentan con colateral para obtener financiación en la ventanilla del BCE. Además, tampoco les interesa que el Tesoro no saque adelante las subastas, porque eso acabaría perjudicándoles", alega un operador de renta fija que prefiere no ser identificado.
En sentido contrario, fuentes del mercado reconocen que, de seguir esta tendencia, la concentración de riesgos para el sector con respecto a la deuda española podría empezar a ser excesiva. Subrayan dos amenazas: en primer lugar, la posibilidad de que España vuelva a sufrir más rebajas de rating y pase a tener una calificación de bono basura; y el segundo, que la nueva hoja de ruta diseñada por el BCE fracase y retornen unas tensiones similares a las sufridas en julio, cuando el rendimiento de los bonos españoles a 10 años llegó a escalar al 7,75%. En este sentido, la agencia Moody's, que este mismo mes decidirá si vuelve a recortar la nota crediticia española, ya ha advertido de que el programa de compras del BCE permite "ganar tiempo", pero que "la responsabilidad definitiva de resolver la crisis reposa en los gobiernos de la eurozona".
A la espera de novedades
Mientras la banca española cada vez acapara una porción mayor de la deuda en circulación, los inversores extranjeros se baten en retirada a la espera precisamente de novedades por parte de las autoridades europeas. Hasta julio, tenían 194.573 millones de euros, 86.866 millones menos que cuando acabó 2011. O lo que es lo mismo, si entonces atesoraban 1 de cada 2 euros -el 50,5%-, según los últimos datos esa proporción ha descendido al 34,1%. Retrocediendo a finales de 2010, su tenencia de letras, bonos y obligaciones ha bajado en 20 puntos porcentuales, desde el 54,8%. Así, aunque estos inversores continúan siendo los que más papel español poseen, las entidades españolas cada vez les siguen más de cerca.
Otros hechos relevantes consisten en el descenso de la tenencia de deuda por parte de los fondos de inversión, que sólo acaparan el 5,7% del total, frente al 14% de finales de 2006. En el mismo periodo, las empresas no financieras han pasado de poseer el 9,5% del papel a tener el 2,9%. También sobresale la creciente presencia de deuda en manos de las Administraciones Públicas, que tienen el 13,6%, frente al 11,4% que acaparaban hace seis años.