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Rusia, la nueva opción BRIC en deuda pública

Rusia ha vuelto a liberalizar su mercado de deuda, 14 años después del colapso del rublo: sus bonos rinden un 3,26% y les respalda un crecimiento del 4% del PIB. Rusia no pudo volver al mercado de emisiones de deuda hasta 2010, doce años después

Si en sus estrategias de inversión la renta fija ocupa un lugar relevante, debe prestar especial atención al segundo semestre de 2012. A partir de este mes, el Gobierno ruso pondrá en funcionamiento las medidas necesarias para liberalizar su mercado de deuda. De momento, el primer paso dado ha sido el visto bueno conjunto de su ministro de Financias, Anton Siluanov, y del FFMS (el equivalente ruso a la CNMV) a las plataformas Euroclear y Clearstream para poder operar con sus bonos soberanos, y así empezar a desarrollar un mercado que, todavía el año pasado, era over-the-counter, es decir, no oficial, con operaciones no estandarizadas entre inversores privados.

El pasado 30 de julio la agencia Bloomberg informaba de que Siluanov planea permitir que Euroclear y Clearstream también faciliten el acceso a bonos corporativos rusos. El plazo estimado son dos meses, cuando empiece a funcionar la facilidad de depósito nacional.

Con estos nuevos pasos hacia la liberalización definitiva, Rusia cierra un ciclo abierto en 1998, cuando el país sufrió el azote de la crisis o colapso del rublo (también llamada el efecto vodka). Aquel año, el país sucumbió a la crisis financiera asiática desatada un año antes.

La rusa fue una debacle producida por la conjunción de varios factores: la caída de los precios de las materias primas (la economía rusa, de signo industrial más que de servicios, está fuertemente expuesta al comportamiento de gas y petróleo), por el impago de impuestos por parte de las empresas energéticas del país y por un sistema de emisión de deuda gubernamental que en su momento fue tachada de esquema Ponzi o piramidal, acompañado por una crisis política y la fuga de capitales del país. Todos estos factores contribuyeron al incremento de la tensión social, debido a que el Estado comenzó a tener serias dificultades para pagar sueldos y pensiones, entre otros. El país necesitó una inyección de capital por parte del FMI que a la postre fue insuficiente, pues su clase política -presidida por Boris Yeltsin- era incapaz de implementar las reformas que se les exigían desde el organismo oficial. El cóctel de acontecimientos terminó colapsando tanto al rublo como a su mercado de renta fija. Rusia no pudo volver al mercado de emisiones de deuda hasta 2010, doce años después.

Alta complejidad local

La plataforma donde se registra más volumen en deuda rusa es MICEX. En ella, sus bonos a diez años cotizan a rentabilidades cercanas al 9%. También son elevadas las rentabilidades que ofrecen los títulos en tramos más cortos de la curva: el bono a 5 años cotiza por encima del 8%, mientras que las letras a 6 meses lo hacen por encima del 6%, y a 12 meses prácticamente rozan el 7%. Con todo, firmas como Raiffesen estiman que ésta es una actuación aceptable. "El mercado de bonos ruso -debido a la esperada liberalización- se ha comportado bien desde el comienzo del año, pero ha empezado a presentar pérdidas después del decepcionante retraso de la liberalización y las caídas del precio del petróleo" explica Ronald Scheneider, experto en mercados emergentes y de Europa del Este de la firma austriaca.

También existe la opción de bonos rusos denominados en dólares: los rendimientos se mueven en niveles más cómodos (el bono a diez años cotiza alrededor del 4 por ciento). El problema de ese mercado es que la liquidez brilla por su ausencia; y en activos como la renta fija, donde la rentabilidad es inversa a la demanda (a menor número de compras, más sube el rendimiento), la ausencia de movimiento puede ser un gran problema.

Un refugio 'BRIC'

¿Por qué hay tanta diferencia entre los bonos denominados en rublos y los denominados en dólares? En esencia, se trata de una cuestión de demanda interna frente a demanda de inversores internacionales, a los que van dirigidos principalmente los bonos denominados en dólares. "El mercado de deuda ruso tiene mucha dificultad de acceso, para operar necesitas dar órdenes a un bróker local que a su vez operan a través del MICEX", explica Sergei Strigo, director de Gestión de Mercados Emergentes en Amundi. El analista afirma que Rusia pretende hacer que su deuda sea más europeable y señala, como ventaja para la deuda rusa en divisa local cuando se complete el proceso, que "hay otros países que tienen bonos locales denominados en dólares que son específicos para inversores extranjeros (global bonds), pero cobran unas tasas muy elevadas. Es el caso de Brasil. La gente venderá estos bonos globales porque son caros, y se volverá a los locales"

¿Qué otros atractivos tienen estos títulos? Rusia quiere facilitar el acceso del inversor extranjero a su mercado de deuda por razones (obvias) de liquidez. También al inversor local. "Mucha gente está invertida en productos estructurales dentro del mercado ruso, porque son más accesibles desde los bancos", añade el experto de Amundi. Pero en un mundo en el que la renta fija ya se comporta como un activo de riesgo, y los refugios tradicionales están abarrotados, la gran baza que puede jugar Rusia es la de su condición BRIC: el crecimiento de su PIB se mantendrá en torno al 4% hasta 2016, de acuerdo con las proyecciones del FMI. Todo ello, con una tasa de inflación del 3,7% anual, la más baja desde finales de la URSS según Raiffesen. Y con el respaldo de un rating de Baa1 para Moody's y de BBB para S&P y Fitch, que dejan al Estado ruso a un escalón de deuda de buena calidad.

Ahora bien, no todo son alabanzas. Rusia tiene una gran asignatura pendiente, al margen de la liberalización: luchar contra la corrupción, el verdadero obstáculo para el inversor.

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