El estado de la recuperación del país, así como la situación de los precios, determinará la toma de la decisión por la Fed.
Los datos macro se suceden en el país norteamericano y cada vez es más difícil encontrar buenas noticias. Y cualquier mal dato es interpretado como un paso hacia delante para que Ben Bernanke actúe. Si lo hace, la bolsa lo celebrará. Las últimas revisiones de casas de análisis apuntan a una ralentización de la economía del país. La propia Fed de Filadelfia redujo la semana pasada sus previsiones de crecimiento para el tercer trimestre del año del 2,5% apuntado en mayo hasta el 1,6% actual. Los datos de la actividad de fábrica en la costa este de los EEUU en lo que va de mes de agosto, publicados por la propia entidad, apuntan a una caída del 7,1% frente al descenso esperado por los analistas del 5%.
El dato del mercado laboral tampoco dio tregua en julio a pesar de que los analistas esperaban que se mantuviese en los niveles de junio. Nada más lejos de la realidad: la tasa de paro volvió a crecer, por tercer trimestre consecutivo, hasta situarse en el 8,3% frente al 8,2% previo. Si bien los datos de la producción industrial del mes de julio resultaron positivos, con un avance de dos décimas respecto al mes precedente, hasta situar su crecimiento en el 0,6%, los pedidos de fábrica se contrajeron un 0,5% frente al avance de medio punto esperado. La encuesta de producción manufacturera de Nueva York del mes de agosto rebajan las expectativas con una caída de 5,85 puntos frente al avance de 7 puntos esperado por el consenso de mercado. Tampoco fue positivo el ISM manufacturero de julio en el país en el que, a pesar de avanzar una décima respecto al mes precedente, hasta los 49,8 puntos, se quedó a cuatro décimas de lo esperado. Los datos positivos se encuentran principalmente en el consumo privado, que es una de las causas que podría frenar los impulsos de un QE3 según los analistas, ya que avanzó un 0,8% frente al 0,3% esperado por los expertos. Un conglomerado de datos que apuntan a que el sistema productivo del país está frenando su recuperación. Sin embargo, que uno de los pocos indicadores positivos sea el del consumo privado da buena muestra de que puede llegar la recuperación en el país.
La inflación cierra la puerta
Un estímulo monetario como un quantitative easing (QE) eleva la presión inflacionaria contra la que combate la mayor parte de los bancos centrales, por lo que es importante tener en cuenta la situación de los precios para valorar la posibilidad real de que la Fed opte por este camino. Los datos publicados la semana pasada sobre inflación y las previsiones de los analistas cierran la puerta a un QE3.
Los datos del IPC de julio dejaron una caída generalizada de los precios, si bien es cierto que se mantienen las presiones inflacionistas "debido a un efecto base y a la subida del precio de los alimentos y la energía", advierten los analistas de Banco Sabadell. Desde la entidad apuntan que la presión sobre la inflación subyacente tienden a remitir y estiman que se situará por debajo del 2% en tasa interanual, lo que "favorecería el consumo privado y hacen improbable un posible QE3 con estos niveles de inflación subyacente".