La alta volatilidad actual aconseja invertir en títulos no superiores a un año.
Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, afirmando que la institución monetaria estará dispuesta a hacer lo necesario para mantener la estabilidad del euro, aportaron tranquilidad al mercado, relajando la presión en los activos periféricos, en especial, de España e Italia. Esta postura flexible animó al mercado y libró de tensión a las primas de riesgo y las rentabilidades de los bonos. Los inversores respondieron abriendo la puerta a compras en la renta variable, y se plantea la alternativa de una nueva subasta de liquidez a 3 años por parte del BCE, con las que ya realizó en diciembre de 2011 y febrero de 2012.
El mercado, por ello, está esperando las decisiones que podría tomar el Banco Central Europeo en la reunión del próximo 2 de agosto, y de la subasta de deuda pública española, en la que adjudicará títulos con vencimiento en 2014, 2016 y 2022.
En cualquier caso, los mercados periféricos continúan con problemas por los elevados costes para emitir deuda. En el caso español, el dos años a niveles 5,41%; el cinco años, al 6,38%; y el 10 años, al 6,74%, siendo el 5 años el más castigado de todos, con un diferencial frente a Alemania situado en los 602 puntos básicos. Pero esta mejoría está afectando también al tipo del bund alemán. El 10 años ha pasado del 1,16% hasta el 1,32%.
Esta situación de extrema volatilidad provoca mucho miedo a las compras de deuda periférica, porque cualquier medida de apoyo generaría la obligación de cubrir posiciones con grandes pérdidas. Por ello, hay poco volumen y mucho miedo, aunque en el medio plazo, estos activos pueden representar una oportunidad para ir tomando posiciones poco a poco.
Con cautela
La suspensión de dividendo por parte de Telefónica constituye otro síntoma del miedo que existe ahora a la hora de tomar posiciones en los mercados de deuda. La operadora ha optado por restringir el dividendo, pero, pese a que la medida perjudica a los accionistas, beneficia a los bonistas, dado que mejora el balance sin aumentar la deuda.
Para este verano, la recomendación es tomar posiciones en el corto plazo, no superiores al año en los emisores recomendados en las últimas semanas. Y para aquellos inversores más agresivos, la opción puede ser tomar posiciones en torno a cinco años, esperando una mejoría de la situación en el medio plazo, que se vería reflejada en la disminución de la prima.