La incertidumbre no sólo viaja por la eurozona en el vagón de los periféricos. También lo hace en primera clase, en el compartimento donde tienen billete los países más solventes, que no quedan a salvo de las embestidas del mercado. En las últimas jornadas, los inversores no están vendiendo únicamente bonos españoles o italianos, sino que también han aligerado sus carteras de títulos franceses, holandeses, austriacos e incluso de los todopoderosos bunds alemanes.
Este contagio ha provocado un notable incremento en sus rendimientos, que suben cuando el precio de los títulos baja. El aumento más sonado es el de los bonos germanos a 10 años. En apenas ocho jornadas -desde el 1 de junio-, su rentabilidad ha pasado de estar en mínimos históricos, en el 1,17 por ciento, a tensarse hasta el 1,49 por ciento -durante la sesión de ayer llegó hasta el 1,53 por ciento-, con lo que se ha situado en el nivel más alto en un mes. Aún más intenso está siendo el repunte de los intereses en los títulos alemanes a 30 años. Si el pasado 1 de junio llegaron a cerrar en el 1,67 por ciento, ayer lo hicieron en el 2,18 por ciento, 0,51 puntos porcentuales por encima e igualmente el nivel más elevado desde el 11 de mayo.
Pero Alemania no ha viajado sola a la hora de sufrir el contagio de las presiones del mercado. El resto de los bonos a 10 años del núcleo de la eurozona ha registrado un movimiento similar desde que empezó el mes. El rendimiento de los bonos franceses ha crecido del 2,25 al 2,73 por ciento; el de los holandeses, del 1,53 al 2,02 por ciento; y el de los austriacos, del 1,98 al 2,41 por ciento.
Demasiados frentes
Aunque estos niveles se encuentran muy lejos de los que muestran los periféricos -los rendimientos de los bonos de España e Italia superan el 6 por ciento-, que deben pagar las correspondientes primas de riesgo por encontrarse en una peor situación, denotan que no están libres de sufrir tensiones. Y es que ahora mismo la eurozona tiene demasiados frentes abiertos, entre los que sobresalen tres. En primer lugar, las elecciones del próximo domingo en Grecia y el riesgo de que el país, que en su día llegó con retraso al euro, sea ahora el primero en dejarlo. En segundo lugar, la desconfianza que genera el rescate bancario de España porque se desconocen los detalles del crédito que Europa ofrecerá a las entidades. Y en tercer término, los continuos rumores sobre Italia y Chipre, otros países sobre los que, periódicamente, surgen rumores en torno a la posibilidad de que también deban recibir asistencia financiera.
En estos momentos, el núcleo de la eurozona, por muy núcleo que sea, no es inmune a los crecientes recelos de los inversores. "Se mantiene la tensión en la deuda europea, ahora también en Alemania. Al fin y al cabo el riesgo país alemán también se ve afectado por el deterioro de las perspectivas -mejor, la incertidumbre- sobre el euro", reconoce José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España. "El mercado empieza a dudar ya no sólo de la deuda de España, sino de la italiana y de todo cuanto sea en euros", constata igualmente Miguel Paz, de Unicorp Patrimonio. Y centrando el punto de mira en Alemania, añade: "Alemania sigue siendo reacia a los eurobonos, pero visto lo visto y la situación límite en la que nos encontramos, tendrá que ponerse a hacer números. Si no está dispuesta a ceder y poner dinero sobre la mesa para ayudar al resto de socios europeos, quizás tenga que sufrir un coste superior cuando la zona euro desaparezca tal y como la conocemos ahora. Si el euro se va al traste, la economía alemana directamente se bloquearía".
La agencia de calificación Fitch también mencionó ayer los riesgos que pueden acechar sobre las potencias centroeuropeas si Grecia acaba abandonando el euro por las malas. "En una salida desordenada, todos los países, incluidos los que actualmente tienen una calificación de triple A, podrían sufrir una rebaja de rating y permanecer en revisión para más recortes hasta que la situación se estabilizara", avisó la firma en un informe. En estos momentos, la lista de europaíses que disfrutan de la máxima nota que concede Fitch se limita a seis. Se trata de Alemania, Austria, Finlandia, Francia, Holanda y Luxemburgo.
Un poco más caro
Estos temores dejaron cierta huella en la subasta de deuda a largo plazo que el Tesoro alemán llevó a cabo ayer. Este organismo subastó títulos a 10 años con un rendimiento medio del 1,52 por ciento, cuando a mediados de mayo los había emitido al 1,47 por ciento. Pese a este leve repunte, el coste todavía fue notablemente inferior al desembolsado en abril, cuando los vendió con un interés medio del 1,77 por ciento. Mediante la operación realizada ayer, el Tesoro germano captó 4.042 millones de euros y se encontró con una demanda que alcanzó los 5.807 millones de euros, con lo que superó la cantidad emitida en 1,4 veces.