28 de mayo. Las palabras del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, minimizando la crisis financiera - "Bankia no tiene absolutamente nada que ver con el riesgo país" o "no va a haber ningún rescate para la banca española" fueron algunas de sus frases- provocaron tal desconfianza entre los inversores que optaron por vender a espuertas bonos españoles, lo que disparó la prima de riesgo de la deuda nacional a diez años con respecto a la alemana por encima de los 500 puntos básicos por primera vez desde el nacimiento del euro.
6 de junio. Tras ocho sesiones consecutivas con los 500 puntos a la espalda, la prima de riesgo consiguió ayer despedirse (veremos si temporalmente o para siempre) de ese nivel tras cerrar la sesión en los 495 puntos básicos. Pero ¿qué ha pasado en estos ocho días que explique esta caída? La palabra clave es "expectativas". "Todo responde a los rumores que hay en torno a la Comisión Europea que, tras defender siempre que el Fondo de Rescate no era para salvar bancos, parece que ahora es algo que empieza a contemplar e incluso se ha hablado de abrir una línea de liquidez a la banca", afirma Javier Monjardín, de Tressis.
"La relajación de la prima de riesgo no deja de responder a expectativas ya que parece que en Europa empiezan a apuntar a una unión fiscal y bancaria pero hay que tener prudencia ya que Alemania de momento no ha hablado", advierte Borja Martínez, de Capital at Work. De hecho, en la actualidad hay más rumores -el de que España mantiene conversaciones "intensas" con las autoridades alemanas y europeas para acabar de perfilar el rescate de la banca española, o el que apunta a que Bruselas, con el beneplácito de Alemania, aceptará que el Fondo de Rescate salve a los bancos sin pasar por sus Gobiernos- que certezas, como los primeros pasos que ha dado Bruselas para crear una unión bancaria con la propuesta que presentó ayer.
Pese a todo lo anterior, que cuesta creer que la extraordinaria distensión que experimentó ayer el mercado de renta fija, no sólo español sino de toda la periferia, obedezca sólo a estos rumores. Sobre todo teniendo en cuenta que, en contra de lo esperado por el mercado, Mario Draghi, presidente del BCE, no sólo no bajó los tipos sino que no dio indicio alguno de una hipotética tercera subasta de liquidez (LTRO) ni de una reanudación de su programa de compra de deuda pública (ver página 8). Pero hubo otros factores que justificaron la relajación del mercado de deuda. Vinieron de EEUU.
Más bolsa al calor de un 'QE3'
Los malos datos económicos que se están conociendo últimamente en EEUU han provocado que los propios miembros de la Fed, además de muchos analistas, estudien la opción de llevar a cabo un nuevo programa de medidas cuantitativas (QE3) para impulsar la economía. Así lo afirmó ayer el presidente de la Reserva Federal de Atlanta, Denis Lockhart, que aseguró que extender la denominada Operación Twist, programa que busca alargar la fecha de vencimiento de la deuda en el balance del banco, está "sobre la mesa".
Esta posibilidad no hizo sino reafirmar las compras de activos de riesgo que ya se habían visto por la mañana, con la bolsa a la cabeza (ver página 14), y las ventas de activos refugio. Y, de hecho, fueron más las ventas de bonos alemanes, cuya rentabilidad, que sube cuando cae el precio, repuntó del 1,20 al 1,33 por ciento, que la compra de españoles - su rentabilidad sólo cayó del 6,30 al 6,28 por ciento- lo que permitió el retroceso de la prima de riesgo. Y los bunds no fueron los únicos de los que se desprendieron los inversores. También el rendimiento de los americanos a diez años subió hasta el 1,65 por ciento y el de los británicos a diez años, hasta el 1,66 por ciento.