España fue una vez más la peor de la clase, el índice español tuvo una caída mayor que la de sus homólogos europeos.
Al cierre de la sesión de ayer, en un día en el que se notó la falta de volumen por la festividad de Wall Street, los alcistas vieron como el ruido que hacían en la apertura, tras conseguir abrir con un amplio gap al alza, ha quedado en agua de borrajas.
En efecto, salvo el Ibex 35, que se ha dejado alrededor de dos puntos porcentuales y ha vuelto a sufrir un nuevo ataque bajista, que lo ha llevado a aproximarse peligrosamente a la zona de mínimos anules el resto de bolsas europeas han cerrado sin apenas cambios con respecto el cierre del pasado viernes. Con todo lo visto a primera hora refleja a la perfección la debilidad de una presión compradora que sigue sin ser capaz de llevar a los índices por encima de sus primeras resistencias significativas que, de forma general, han sido alcanzadas en los primeros compases de la jornada, tal y como señalamos en el chart adjunto.
Habrá que esperar a hoy si finalmente toma cuerpo un rebote de proporciones mayores a las que hemos visto hasta el momento o, por el contrario, las ventas siguen presionando y provocan una continuidad dentro de la tendencia bajista de estas semanas.
Si sucede esto último estaríamos ante la clásica situación de divergencia que suele aparecer antes de un cambio de tendencia, que en este caso habilitaría dejar atrás la fase bajista de estas últimas semanas y asistir a la reanudación de la tendencia alcista que se inició en los mínimos de septiembre/octubre del año pasado. En el frente de divisas, lo más llamativo de la semana pasada fue ver cómo el euro siguió cediendo terreno frente al dólar. En un movimiento que lo ha llevado a alcanzar la zona crítica de 1,25 dólares por euro. Zona que podría ser considerada como la línea divisoria que separa un euro/dólar con posibilidades alcistas de uno en el que un escenario de continuidad de la tendencia bajista ganaría muchos enteros, sin perjuicio de que sigamos entendiendo que con un sentimiento extremo a favor del billete verde, como el que tenemos actualmente, hace difícil una ruptura de soportes clave de forma sostenible en este momento.