Bolsa, mercados y cotizaciones

La incertidumbre sobre el coste del rescate bancario lleva la prima de riesgo a máximos

Los mercados no se suelen caracterizar por su memoria. Pero cuando los acontecimientos están aún frescos, les resulta más fácil recordar lo ocurrido antes de que el tiempo lo emborrone.

El caso es que los inversores todavía tienen muy presente que el apoyo explícito que el Gobierno irlandés brindó a su banca acabó por condenar al país al rescate, allá por noviembre de 2010, tras unos meses de tortuosa tensión. Este precedente, su recuerdo, sobrevuela ahora España. ¿Cómo se va a financiar el saneamiento de las entidades españolas? ¿Tiene capacidad el Estado para hacerlo por sí solo... o deberá pedir ayuda a Europa? Y si lo hace en solitario, ¿qué daño puede causar en la solvencia española si el Gobierno acaba obteniendo esos recursos a costa de emitir más deuda pública?

Estas y otras preguntas similares, cuya respuesta se desconoce, nutrieron el castigo que sufrió ayer la deuda española. Poco o nada importó que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, afirmara primero que "Bankia no tiene absolutamente nada que ver con el riesgo país" o que, después, enfatizara que "no va a haber ningún rescate para la banca española".

Gusten o no, las dudas existen. Y como el mercado odia la incertidumbre -que no se puede medir ni calcular, a diferencia del riesgo-, sometió a un duro correctivo a la deuda española. Las ventas provocaron que el rendimiento de los bonos españoles a 10 años, que sube cuando el precio de los títulos baja, repuntara del 6,31 al 6,48 por ciento, con un máximo diario del 6,506 por ciento. Es decir, regresó a los niveles que tocó ya hace dos semanas, que suponen a su vez los más altos desde noviembre.

Nivel crítico

Aunque, sobre todo, encendió de nuevo las alarmas porque se acercó peligrosamente a la línea roja que determina el 7 por ciento. Dicen los expertos que cuando la rentabilidad supera esa cota, ya no hay nada que hacer. El rescate resulta inevitable. Grecia, Irlanda y Portugal, todos ellos europaíses rescatados, les dan la razón; Italia, que ha estado por encima del 7 por ciento en dos fases diferentes entre noviembre de 2011 y enero de 2012, representa la excepción a esa regla.

A su vez, el aumento de la rentabilidad catapultó a la prima de riesgo, es decir, el interés adicional que el mercado exige a los bonos españoles a 10 años sobre los alemanes con igual vencimiento. Esta brecha se disparó de los 494 a los 511 puntos básicos, aunque llegó incluso a los 514. Desde el nacimiento del euro en 1999, la prima española jamás había estado tan alta, un síntoma inequívoco de la desconfianza que inspira en estos momentos la deuda española. Otro síntoma provino del diferente comportamiento que mostró la prima de riesgo italiana. En su caso, sólo creció de los 430 a los 438 puntos básicos, con lo que la prima entre la deuda española e italiana se incrementó hasta los 74 puntos básicos, la mayor distancia desde junio de 2011.

Como remate, el seguro de crédito (CDS) para cubrirse de un posible impago de España marcó un nuevo récord. Pasó de los 546 a los 558 puntos básicos; o lo que es lo mismo, los inversores nunca habían pagado tanto dinero para protegerse del riesgo de que España no pueda afrontar sus compromisos financieros.

Con esta batería de datos en la mano, Victoria Torre, responsable de análisis de producto de Self Bank, acierta al asegurar que "los inversores parecen haberse dejado vencer por el pesimismo" tras conocer las últimas malas nuevas de Bankia y el recorte de la calificación que el sector financiero español recibió el viernes.

¿Cómo se paga?

Aunque Rajoy negó la relación entre el caso Bankia y el repunte de la prima de riesgo, los datos dicen lo contrario. Desde que Rodrigo Rato dejó la presidencia de la entidad el pasado 7 de mayo, el diferencial entre España y Alemania ha crecido en 96 puntos básicos -ó 0,96 puntos porcentuales-. En este sentido, los últimos acontecimientos, con la cifra de los 19.000 millones de euros adicionales que requiere Bankia sobre la mesa y la certeza de que otras entidades también necesitarán dinero público, alimentan la desconfianza. Sobre todo, vierten más dudas sobre la deuda española, puesto que todo indica que el rescate del sector financiero -o, al menos, parte de él-, se hará con cargo a la colocación de más deuda pública, con la consiguiente presión extra por parte de los inversores. "[Las vías que se están estudiando] contribuirán a aumentar la deuda pública en varios puntos durante este ejercicio y el próximo, elevando el saldo vivo de la deuda y presionando a la prima de riesgo", argumenta al respecto Daniel Pingarrón, estratega de IG Markets.

Sin noticias de Fráncfort

Pese al repunte de la tensión, el Banco Central Europeo (BCE) continúa sin inmutarse, haciendo caso omiso a las presiones del Gobierno español y otras autoridades. La institución monetaria comunicó ayer que durante la última semana tampoco compró deuda pública en el mercado. De este modo, acumula ya once semanas consecutivas sin adquirir bonos en el mercado.

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