Sí hay dos sin tres. Y si no que se lo digan a los bonos de la periferia europea. Tras dos sesiones consecutivas disfrutando de una caída de su rentabilidad, como consecuencia de un aumento de sus precios, ayer volvieron a reencontrarse con los números rojos.
Por ejemplo, la rentabilidad del bono español a diez años repuntó hasta el 5,84 por ciento, frente al 5,79 por ciento del miércoles, lo que provocó que su prima de riesgo con respecto al bund alemán escalase hasta los 415 puntos básicos, aunque llegó a recuperar en algún momento de la sesión los 420 puntos.
Las razones de esta vuelta de la desconfianza, no sólo hacia la bolsa (ver texto superior) sino también hacia el mercado de renta fija, fueron muchas. Desde un supuesto rescate a la banca española que cuenta con el FMI entre sus partidarios, hasta un mal dato de confianza de consumidor en Europa.
Pero sobre todo influyó el decepcionante resultado de una subasta de deuda periférica, esta vez en Italia. El Tesoro transalpino colocó en el mercado 8.500 millones de euros, el máximo previsto, de letras a 6 meses, pero para ello hubo de pagar una rentabilidad del 1,772 por ciento, frente al 1,119 por ciento de la anterior emisión, lo que supone el interés más alto desde enero.
Este resultado viene a demostrar que Italia, y no sólo España, también sigue generando mucha preocupación entre los inversores. De hecho, su prima de riesgo está a sólo cuatro puntos básicos de recuperar el nivel de los 400, después de que ayer escalara hasta los 395 puntos básicos.
Mínimo en el CDS portugués
Pero parece que el hecho de que el foco del mercado se haya trasladado a España está teniendo un efecto muy positivo en la vecina Portugal. Sus CDS perdieron ayer los 1.000 puntos, por primera vez desde octubre, y la rentabilidad de su bono (10,8 por ciento) acumula ocho sesiones consecutivas de caídas.