Bolsa, mercados y cotizaciones

Creación de empleo, paro y 'Quantitative Easing'

  • La Fed busca una estrategia de salida que no amenace la recuperación
Ben S. Bernanke, presidente de la Reserva Federal. Foto: Archivo.

Mañana se publicará el dato de empleo en EEUU en marzo, una cifra que adquiere este mes especial relevancia dada la desconfianza del mercado y después de la publicación de las actas de la última reunión de la Fed que han sorprendido al mercado por su tono de halcón.

La consecuencia es que las expectativas del QE3 se han desvanecido, añadiendo otro motivo de preocupación a la lista ya larga que tiene que manejar la renta variable si quiere mantener el pulso alcista. Si se cumple la creación de 200.000 empleos esperada, este dato puede aliviar a los que creen que el QE3 ya no está en la agenda.

La creación de empleo en el primer trimestre será de 711.000 -siempre que no haya revisiones a los meses anteriores-, después de los 492.000 del cuarto trimestre de 2011 y los 380.000-390.000 de los trimestres anteriores. El empleo crecería al 2%-2,2% interanual, una tasa que muchos economistas consideran el mínimo necesario para sostener la recuperación de la demanda interna. Por tanto, una cifras tan sólidas justificarían la reciente mejora de las previsiones de la Fed para el crecimiento y la inflación.

No obstante, sería muy prematuro concluir que la Fed está cerca de endurecer su política. La razón es que, más que el crecimiento, la Fed tiene como objetivo el desempleo y la tasa de paro. Los economista esperan que esta tasa se sitúe en el 8,3%, sin cambios respecto a febrero, frente a una media del 8,9% en 2011 y un máximo del 10% en octubre de 2009.

Es importante recordar que la caída de la tasa de paro en 2010 y 2011 ha sido más rápida de lo que cabía esperar dado el crecimiento del PIB. La Fed es plenamente consciente de ello, y ha afirmado recientemente que la caída es simplemente un giro tras el terremoto vivido por el mercado laboral en lo más profundo de la recesión de 2009, ya que los trabajadores más desesperados abandonan el mercado laboral.

La cuestión es que este efecto no durará para siempre ya que parte de estos trabajadores querrán volver al mercado animados por la recuperación. Si los próximos datos lo confirman, entonces la tasa de paro no debería seguir bajando a no ser que el PIB se acelere significativamente.

Así que, si dejamos de lado una aceleración extraordinaria de la recuperación, es extremadamente improbable que la Fed cambie su escenario de tipos.

Otra cuestión es el QE. No hay duda de que la economía y el equilibrio de poder dentro de la Fed no favorecen un QE3 al viejo estilo. Por otro lado, la Fed no puede asumir el riesgo de hacer descarrilar la actual recuperación inmobiliaria sólo seis meses antes de las elecciones presidenciales.

Por tanto, es improbable que retire abrupta y prematuramente cualquier clase de apoyo para el tramo largo de la curva de tipos y de los intereses hipotecarios.

Una solución probable es que el consejo de la Fed diseñará a partir de junio una estrategia de salida de la operación Twist para desapalancar de una forma gradual la política monetaria, pero aplazará el "final definitivo" de los estímulos hasta después de las elecciones de noviembre. Y no sería una mala opción para las bolsas.

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