"Lo que nos debería de preocupar es que la rentabilidad del bono a 10 años español llegara al 5,50 por ciento y no hubiera compradores", afirmaba hace unos días Miguel Paz, de Unicorp. Pues bien, ha llegado el momento de preocuparse ya que, a diferencia de lo que venía sucediendo en las últimas sesiones, ayer la deuda pública superó el 5,50 por ciento (e incluso el 5,6 y 5,7 por ciento en algunos momentos de la sesión) y los inversores no lo interpretaron como una oportunidad de compra, lo que provocó que la prima de riesgo entre el bono español y el alemán alcanzase los 390 puntos básicos, su nivel más alto desde noviembre.
"La única manera de invertir en deuda española ahora es a corto", aseguraba hace unos días Olivier Larouziére, gestor de renta fija de Natixis AM a Citywire.
Se exige más por la deuda
Pero, ¿qué ha cambiado en las últimas semanas para que ahora el inversor no considere que el 5,5 por ciento del bono español es una oportunidad de compra? Por un lado, está el mal resultado de la subasta de bonos a tres, cuatro y ocho años que celebró ayer el Tesoro. El organismo se vio obligado a pagar más intereses por colocar su deuda en el mercado; en concreto abonó rentabilidades del 2,89, 4,31 y 5,33 por ciento por su deuda a tres, cuatro y ocho años, frente al 2,44, 3,37 y 4,83 por ciento de las anteriores subastas de este tipo.
Además, lo hizo con una menor demanda y, por si fuera poco, no es que los costes subieran porque apuró su horquilla de financiación, ya que la cantidad que finalmente se colocó se quedó en los 2.590 millones de euros. Es decir, en la parte baja de su objetivo, ya que su finalidad era conseguir entre 2.500 y 3.500 millones de euros. No obstante, hay que destacar a su favor que quizá en ello haya influido no sólo la falta de demanda, sino la menor necesidad de financiación del Gobierno, ya que hay que tener en cuenta que sólo en el primer trimestre el Tesoro ha captado el 43 por ciento de todo lo que esperaba para 2012 y lo ha hecho, en la mayoría de los casos, a intereses menores que en las anteriores subastas. Unas compras de deuda que han estado sobre todo en manos de los bancos españoles, que han aprovechado los préstamos a tres años al 1 por ciento del Banco central Europeo (BCE) para comprar deuda al 5 por ciento, lo que se conoce en el argot financiero como carry trade.
En todo caso, en el fuerte repunte de la incertidumbre que ayer se vivió en los mercados de renta fija soberana también influyeron las palabras de Mario Draghi. El presidente del BCE recordó que la institución monetaria no existe para salvar a los Gobiernos o a los países de la eurozona, sino para controlar la inflación -lo que explica que dejara los tipos de interés intactos en el 1 por ciento- y recordó que hacen faltan más reformas, y "no sólo en España".
Se insinúan más reformas...
Es decir, confirmó lo que vienen diciendo los analistas en torno a las subastas de liquidez que ha llevado a cabo el BCE - "Las operaciones de financiación a largo plazo alcanzan para satisfacer las necesidades de financiación de 2012, pero no cubren lo que se necesitará más adelante", afirman desde Lombard Odier-. Y también en lo que respecta a los presupuestos presentados por el Gobierno de Mariano Rajoy, pero, sobre todo, en lo referente a que los recortes anunciados consigan reducir el déficit al 5,3 por ciento en 2012, frente al 8,5 por ciento de 2011. "Se incrementó el objetivo de déficit para evitar más medidas de austeridad que pudieran suponer una caída del crecimiento económico, pero lo cierto es que sigue habiendo mucho trabajo que hacer para conseguir que el déficit se reduzca al 5,3 por ciento, ya que buena parte de ese recorte tiene que venir por los recortes en las autonomías", afirma Bill O'Neill, director de inversiones de Merrill Lynch Wealth Management.
Pero, ojo, porque la advertencia de Draghi en cuanto a la necesidad de mayores reformas no se limitó sólo a España. También a otros países. Y los inversores tienen claro a cuáles se refería el presidente del BCE: los de la periferia europea.
De hecho, la prima de riesgo española estuvo muy acompañada en el repunte que experimentó ayer, que le llevó incluso a los 390 puntos básicos y por tanto a marcar máximos anuales. La italiana también experimentó algún que otro titular negativo, en lo que se convirtió en un claro rechazo del mercado a los cambios en la reforma laboral anunciados el martes en Italia. "El Gobierno italiano tiene que reabrir su agenda de reformas políticas y centrarse en todo aquello que le está impidiendo crecer", afirman en Barclays.
Así, el diferencial de su bono con respecto al alemán experimentó su mayor subida del año hasta los 356 puntos básicos, después de que la rentabilidad de su deuda a diez años escalase hasta el 5,37 por ciento.
Y pudo ser peor si no fuera porque los inversores, esta vez, no recurrieron al bono alemán como refugio - su rentabilidad cayó solo levemente hasta el 1,78 por ciento-, después de que se conociera otro mal dato económico en Alemania (ver noticia anexa).
...y se vende todo el riesgo
El pánico que se vio en el mercado de bonos se dejó sentir también en el de bolsa, al calor de una apertura bajista en Wall Street tras conocerse un decepcionante dato de ISM de servicios y una buena encuesta de empleo ADP, que aleja la posibilidad de que la Fed establezca un nuevo programa de medidas cuantitativas (QE3).
Este explosivo cóctel trajo como consecuencia que los inversores deshicieran riesgo en las carteras, lo que se tradujo en caídas del 1,5 por ciento en Wall Street de media sesión, y superiores al 2 por ciento en lo que respecta a los mercados europeos. Esta vez fue el Dax el que peor se comportó, tras caer un 2,84 por ciento, seguido del Eurostoxx, que retrocedió un 2,46 por ciento.
El Ibex 35, por su parte, siguió con la tónica general de las últimas sesiones y despidió la jornada con un retroceso del 2,09 por ciento hasta los 7.660 puntos, cada vez más cerca de su soporte de 7.500 que establecen desde Ecotrader, y situando así sus pérdidas en lo que va de 2012 por encima del 10 por ciento. Por valores, sólo dos, Ferrovial e IAG, consiguieron esquivar los números rojos. Mientras, Bankia, que cayó más de un 5 por ciento, fue el valor que peor parado salió después de que empezasen a cotizar las acciones de la ampliación de capital resultante del canje de preferentes. El banco presidido por Rodrigo Rato es, además, uno de los veinte valores del Ibex 35 que cerró ayer marcando nuevos mínimos anuales (ver gráfico).