
Hoy se cumplen dos meses de la histórica operación mediante la que el Banco Central Europeo (BCE) prestó a los bancos 489.200 millones de euros por un plazo de tres años. Desde el 21 de diciembre, son varias las mejoras que se han observado en el sistema financiero... aunque la entidad presidida por Mario Draghi aún tiene mucho trabajo por hacer.
Mejoras...
1. Menos miedo a un colapso crediticio. Sin duda, el mayor logro que se puede apuntar el BCE con el préstamo de diciembre consiste en que ha disipado el riesgo existente entonces de que la eurozona sufriera un colapso de crédito. Sobre todo, proporcionó a las entidades el dinero necesario para que afronten con tranquilidad el vencimiento de su deuda. Draghi no ha ocultado su satisfacción en este terreno. "Con la primera operación a tres años evitamos una grave crisis de crédito", afirmó a comienzos de febrero.
Varios termómetros del mercado avalan su afirmación. Uno de ellos consiste en la diferencia entre el euribor a tres meses y el swap eonia a tres meses. En diciembre, el primero estaba 96 puntos básicos por encima del segundo, la brecha más alta desde marzo de 2009, es decir, cuando la tensión era máxima tras la quiebra de Lehman Brothers. Hoy, la prima del euribor a tres meses se limita a los 68 puntos básicos.
Al mismo tiempo, el Itraxx sobre la deuda financiera senior, es decir, el índice que agrupa los seguros de crédito (CDS) existentes sobre la deuda de más calidad de la banca, ha descendido de los 297 a los 220 puntos. Cuando más alto alto está, más riesgo refleja. Además, la operación del BCE ha permitido que el euribor a 12 meses, la principal referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable en España, haya encadenado 45 sesiones consecutivas de descenso (la racha comenzó el 20 de diciembre) y se haya moderado del 1,99 al 1,65%, con lo que se encuentra en mínimos desde enero de 2011.
2. Reapertura de los mercados. Aunque las entidades cuentan con las espaldas cubiertas para afrontar sus vencimientos gracias al dinero del BCE, no han dudado en aprovechar la distensión observada en el mercado para salir a financiarse. En especial, otra demostración de que la operación de diciembre ha causado un efecto favorable en el sector se ha visto en el hecho de que las entidades españoles e italianas hayan podido volver a emitir deuda en el mercado. En el caso de la banca española, después de no realizar ninguna operación en enero, algo que no pasaba desde 2008, han salido en masa al mercado en febrero para conseguir casi 6.000 millones de euros.
3. Aplacamiento de la tensión en la deuda soberana. Otro de los efectos favorables de la operación se ha sentido en la deuda pública periférica. En este sentido, el préstamo a tres años se ha revelado como una especie de creación de dinero o expansión cuantitativa (QE) encubierta. O lo que es lo mismo, a diferencia de lo que hacen la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra, que compran directamente la deuda en el mercado, lo que ha hecho el BCE ha sido suministrar ese dinero a los bancos para que luego sean ellos los que compren la deuda soberana en el mercado y/o en las subastas. ¿Por qué iban a hacerlo? Por el dinero que ganan con ello, puesto que los rendimientos de la deuda periférica son superiores a los costes del préstamo del BCE (aún no se conoce con precisión, pero rondarán el 1%).
España e Italia han agradecido especialmente esta reacción. En el caso del Tesoro Público español ha podido captar ya 42.500 millones de euros mediante la emisión de deuda a corto, medio y largo plazo en el mercado en apenas dos meses, por encima de los 33.000 millones logrados en el mismo periodo de 2011. Además, se ha financiado a unos costes inferiores a los registrados en la recta final de 2011, con casos en los que las rentabilidades han llegado a ser las más bajas desde 2010.
... tareas pendientes...
1. El interbancario permanece cerrado. Sin duda, supone el gran reto del BCE. Y es la principal tarea pendiente del fontanero SuperMario Draghi. La mejora propiciada por la operación y el resto de las medidas de liquidez excepcionales dispuestas por el BCE no será completa mientras el mercado interbancario, es decir, la plataforma de financiación mayorista para los bancos, no vuelva a funcionar. El desafío no es pequeño: el interbancario se gripó en los primeros compases, allá por el verano de 2007, y esa interrupción obligó al BCE a dar un paso al frente y sustituir al interbancario como financiador mayorista y a plazos largos de las entidades financieras.
Draghi, como su predecesor Jean-Claude Trichet y otros de sus colegas en el Consejo de Gobierno del BCE, es consciente de esta necesidad. En varias ocasiones se ha referido a que las medidas extraordinarias son "temporales" y ha instado a los bancos a que regresen al interbancario y a que se desenganchen de la máquina de financiación del BCE para que la consigan por sus propios medios. Pero ni siquiera Draghi es todopoderoso. Por el momento, el interbancario sigue paralizado y la barra libre del BCE continúa haciendo falta.
2. Crédito con cuentagotas (y caro) para la economía real. Cuando Draghi anunció a comienzos de diciembre la convocatoria de dos préstamos a tres años reconoció en público y oficialmente que, si funcionan, "se espera que apoyen la provisión de crédito a los hogares y las empresas". O lo que es lo mismo, confesó que uno de los propósitos consistía en que la banca vuelva a ser banca y canalice el dinero suministrado por el BCE hacia la economía real en forma de préstamos. De momento, y de forma vinculada a la inactividad del interbancario, el grifo crediticio permanece bajo mínimos en la eurozona. Este lastre se suma a las tareas pendientes del BCE y, sobre todo, confirma que el mecanismo de transmisión de la política monetaria continúa roto.
... y próxima parada: 29 de febrero
Con esta alegría parcial, el BCE está preparado para volver a regar la banca con toda el dinero que le pida a tres años el próximo 29 de febrero. Por el momento, las quinielas están abiertas. Los pronósticos sobre el montante que suministrará en la siguiente superbarra libre de liquidez oscilan entre los 400.000 millones de euros y el billón de euros.